Para leer los libros de una nueva manera: Ulises Carrión y EL ARTE NUEVO DE HACER LIBROS

En 1935, un rabioso Ortega y Gasset denunciaba los demasiados libros: “Si cada nueva generación va a seguir acumulando papel impreso en la proporción de las últimas, el problema que plantee el exceso de libros será pavoroso. La cultura que había libertado al hombre de la selva primigenia le arroja de nuevo en una selva de libros no menos inextricable y ahogadora”. La solución del filósofo español, sin embargo, parte de los conceptos tradicionales de función y papel en la cultura de los libros y su preocupación mayor se concentra en la disparidad entre su número y su calidad. Para sorpresa nuestra propone como remedio algo impensable, que solivianta más de cien objeciones y que contraría la naturaleza libertaria que él mismo reconoce en los libros: someterlos a un juicio para que sólo prevalezcan aquellos de innegable dignidad.

Cuatro décadas después, también en lengua española, Ulises Carrión publicó en el número 41 de Plural “El arte nuevo de hacer libros”, un ensayo que nos sigue asombrando –tanto como a sus primeros lectores– por su carácter visionario; una obra capaz de producir emociones en el espectador, de incitarlo o confrontarlo. Ahí escribió: “En el arte viejo todos los libros se leen de la misma manera –a modo, pienso, de la verticalidad de Ortega y Gasset–. Y continúa: “En el arte nuevo cada libro requiere de una lectura diferente”. Ulises Carrión vivió y creó bajo esta premisa, desarrolló sus teorías sobre el libro y el arte con un rigor alejado del sentimentalismo y la retórica, de discursos manidos o artificios instantáneos; se concentró, sin cortapisa alguna, en pensar al libro como un organismo que evoluciona y se desarrolla, que muta y cuya muerte no anuncia una catástrofe sino una revolución de la cultura, convencido de que la capacidad humana para la creación es más amplia, alta y profunda de lo que hábitos creativos y convenciones literarias nos han hecho creer.

Aunque veracruzano de nacimiento, el pensamiento de Carrión es indisociable de su distanciamiento de México y su literatura. El suelo holandés y una lengua extranjera fueron el sustrato de otros escritos y de varias conferencias que hoy se reúnen por primera vez en “El arte nuevo de hacer libros” y que dan cuenta de la concepción de un sistema propio: las obras-libro, emparentadas pero disímbolas de los libros comunes, los catálogos y los libros de artista. Heriberto Yépez, a quien debemos la posibilidad de leer las ideas de Carrión en castellano, lo condensa en una excepcional frase: “No quería ismo huésped sino sismo propio”.

En el cine, la televisión, la Internet y ahora el e-book se ha visto con espanto la muerte del libro. Airados defensores de la lectura en soportes electrónicos argumentan contra airados defensores del libro y viceversa. Al decir “Creo que los libros desaparecerán. Al menos tal como los conocemos ahora. Y esto no me apena especialmente”, Ulises Carrión no solo anticipaba –sin cinismo– una posible sustitución tecnológica, sino que apelaba a imaginar nuevas, distintas formas de crear algo que sobrepasa incluso a nuestros bien amados libros: la cultura.

Por Paola Velasco

Imagen: Portada del libro “El arte nuevo de hacer libros”, de Ulises Carrión.
Mascultura 18-Jun-13