Recuerda quién eras antes del plástico
Por Lucia Moreno
Nuestras casas son más inteligentes, pero nuestros cuerpos están más enfermos. La industria nos promete comodidad, velocidad y soluciones instantáneas, pero al mismo tiempo, nos llena de sustancias sintéticas, como el plástico, que alteran nuestros ritmos biológicos más esenciales y nos enferman. Y cuando alguien —como tú o como yo— decide mirar con atención, leer etiquetas y hacer cambios, surge la resistencia con la que me topo a diario en mis redes sociales:
“He vivido así toda la vida y no me ha pasado nada.”
“Todo hace daño.”
“Qué exagerada, ya ni respirar se puede.”
O incluso:
“Nos quieres meter miedo.”
No, no es miedo. Es conciencia. Y la conciencia a veces incomoda.
En mi camino personal y en el de muchas personas que buscan un estilo de vida más natural, me he dado cuenta de algo profundo: no es sólo cuestión de productos o ingredientes. Se trata de un cambio profundo en nuestro estilo de vida. De aprender a ver al cuerpo como una creación sabia, perfectamente diseñada, que no necesita químicos para funcionar, sino ingredientes inocuos, descanso, comida real y aire limpio.
Pero para que este mensaje cale hondo, no basta con los datos ―aunque los hay, y muchos―. También necesitamos historias, referentes, inspiración. Por eso hoy quiero invitarte a conectar este despertar con dos libros que han transformado a millones de personas: Sapiens, de Yuval Noah Harari, y Hábitos atómicos, de James Clear.
Sapiens: recordar quiénes somos
En Sapiens. De animales a dioses (Debate, 2011), Harari explica que durante el 99% de nuestra historia como especie, los humanos vivimos en contacto profundo con la naturaleza. Caminábamos descalzos, dormíamos al ritmo del sol, comíamos lo que la Tierra nos ofrecía sin procesar y aprendíamos del cielo, del viento, del olor de las plantas.
Nuestros cuerpos se formaron en ese entorno: un mundo sin plástico, sin pesticidas, sin disruptores hormonales.
Hoy, vivimos bajo luces led, rodeados de pantallas, envueltos en perfumes sintéticos y consumimos productos con listas interminables de ingredientes que no entendemos. Nos cuesta dormir, tenemos alergias, ansiedad, fatiga crónica, problemas hormonales… y asumimos que es “normal”.
Pero no lo es. Nuestro cuerpo no ha cambiado tanto. El entorno sí.
Recordar nuestra historia como especie no es un acto nostálgico, es un acto de sanación. Es entender que volver a lo sencillo no es retroceder: es reconectar. Y esa reconexión comienza con decisiones diarias.
Hábitos atómicos: el poder de lo pequeño
Una vez que vemos con claridad, queremos actuar. Pero cambiar puede parecer abrumador. “¿Tengo que tirar todo lo que uso?”, “¿y ahora qué shampoo compro?”, “¿tengo que volverme radical?”
Aquí entra el poderoso mensaje de Hábitos atómicos (Paidós, 2019): no necesitas cambiar todo hoy. Sólo necesitas empezar con algo pequeño y hacerlo con constancia.
James Clear lo llama “el poder del 1%”: si mejoras un 1% cada día, al final del año habrás transformado tu vida. El truco está en diseñar entornos que te faciliten el cambio y en definir una nueva identidad: “soy alguien que cuida su cuerpo”, “soy alguien que lee etiquetas”, “soy alguien que se informa antes de consumir”.
No necesitas ser perfecto. Sólo necesitas comenzar. Tal vez cambias tu antitranspirante o eliminas los suavizantes de telas, o dejas de comprar agua en botellas de plástico. Cada elección es un voto por la salud. Y cuando lo haces con amor por tu cuerpo —no por miedo—, el hábito se vuelve natural, gozoso, poderoso.
Reconectar con la inteligencia natural
No te comparto este mensaje para meterte miedo. Te lo comparto porque creo profundamente en la capacidad de nuestro cuerpo para sanar y florecer, cuando dejamos de intoxicarlo. Porque creo que la Tierra ―que ha estado ahí siempre para nosotros― nos ofrece respuestas sencillas.
Aunque no se necesita hacerlo todo de golpe, sí resulta urgente empezar. Desde ahora. Desde un pequeño cambio. Desde un acto cotidiano que te recuerde que no eres un consumidor más que se deja engañar por el greenwashing, sino un ser humano completo, con poder de elección.
Vivimos en un mundo que ha avanzado en tecnología, pero que se ha desconectado de su origen.
No estamos aquí para sobrevivir al estilo de vida moderno. Estamos aquí para recordar que hay otro camino. Uno más suave, más sabio, más natural.
Uno que empieza contigo.+
