Gandhi ha seleccionado como libro del mes una obra que marca un punto singular dentro de la carrera literaria de Woody Allen: “¿Qué pasa con Baum?”, su primera incursión formal en la novela. Aunque el autor lleva décadas construyendo un imaginario propio entre cuentos, guiones y memorias, aquí se adentra en un relato largo que pone a prueba y exhibe su capacidad para moldear el humor, la angustia y la contradicción humana en un mismo trazo.

El protagonista, Asher Baum, es la encarnación perfecta del antihéroe alleniano. Escritor judío de mediana edad, intelectualmente arrogante pero socialmente incómodo, vive atrapado en un ciclo de frustraciones profesionales y crisis personales que lo superan. Su carrera literaria parece destinada a la tibieza: sus libros reciben comentarios que no pasan de lo cordial, su prestigioso editor ya no apuesta por él y el reconocimiento público se dirige, irónicamente, a quienes él percibe como menos talentosos. Ese contraste lo hunde aún más en las preguntas sobre el sentido (o sinsentido) de su existencia.

A la par de su naufragio profesional, Baum enfrenta un desastre emocional. Su tercer matrimonio se desvanece y la relación entre su esposa y su propio hijo, un escritor joven, exitoso y popular, se vuelve una espina que le recuerda, cada día, todo lo que él no ha sido capaz de lograr. En medio de esa espiral, un descubrimiento inesperado aparece como una posible vía de escape o de reconstrucción, aunque Allen se encarga de que nada resulte tan simple como parece.

Lo que da fuerza a “¿Qué pasa con Baum?” no es solo la desgracia del personaje, sino la forma en que Allen la convierte en una comedia que se sostiene en contradicciones, diálogos mordaces y episodios llevados al límite del absurdo. La novela funciona como un recorrido por las obsesiones del escritor: la futilidad de la vida, la imposición de la gloria, la fragilidad de las relaciones y la incapacidad crónica de mirar la realidad sin hipérboles catastróficas.

Al mismo tiempo, el libro opera como una carta de amor torcida, nostálgica e irónica a Nueva York. La ciudad aparece como escenario cultural y afectivo: un territorio donde conviven el talento y la mediocridad, la ambición y la derrota, el afecto y el desgaste.

Es esa mezcla de humor irreverente, momentos desternillantes y radiografía emocional lo que convierte a “¿Qué pasa con Baum?” en una lectura que no solo atraerá a los seguidores de Woody Allen, sino también a quienes disfrutan de historias sobre personajes que intentan, con torpeza y lucidez, encontrar un lugar en el mundo.

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