Muere Julieta Fierro, la “rockstar” de la ciencia en México
Julieta Fierro Gossman, física, astrónoma y una de las divulgadoras científicas más influyentes de América Latina, falleció este viernes 19 de septiembre a los 77 años, según confirmó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La institución, de la que fue investigadora y figura emblemática, lamentó su partida y recordó su incansable labor para acercar el universo a generaciones enteras.
La UNAM destacó su trayectoria en el Instituto de Astronomía, su pertenencia al nivel más alto del Sistema Nacional de Investigadores y su lugar en la Academia Mexicana de la Lengua. Aunque aún no se ha informado la causa del fallecimiento, las reacciones no se hicieron esperar: líderes de opinión, académicos e instituciones coincidieron en describirla como una mujer inspiradora y generosa, que hizo de la ciencia un puente entre lo complejo y lo cotidiano.
Galardonada en 1995 con el Premio Kalinga de la UNESCO por su trabajo en divulgación, Fierro entendió que su vocación iba más allá de los laboratorios. Como directora del Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, inauguró salas de astronomía, diseñó programas educativos y convirtió la curiosidad en un derecho al alcance de todos. “La ciencia es para todos”, repetía, convencida de que ningún conocimiento debía permanecer enclaustrado.
Escribió para niños y niñas, tradujo fenómenos astronómicos en palabras sencillas y creó materiales que desafiaban los prejuicios sobre la complejidad del cosmos. Obras como El libro de las cochinadas (2005) revelaron su ingenio para atrapar la atención de los más jóvenes. En otras publicaciones, como Astronomía, ¿para qué? (Sexto Piso) o La familia del Sol (Fondo de Cultura Económica, colección “La Ciencia para Todos”), demostró que la divulgación podía ser rigurosa y al mismo tiempo profundamente humana.
Su voz se convirtió en un referente en medios, foros académicos y encuentros internacionales. “Todos somos polvo de estrellas”, solía recordar, con la certeza de que el conocimiento científico era también una forma de poesía. Esa frase resume la esencia de una vida dedicada a conectar la grandeza del universo con la experiencia humana más simple.
Julieta Fierro fue llamada la “rockstar” de la ciencia mexicana no solo por su carisma, sino por su capacidad de entusiasmar a cualquiera, sin importar edad o formación. Hoy, su ausencia deja un vacío enorme, pero también un legado luminoso: haber demostrado que la ciencia, cuando se comparte, es capaz de transformar mundos.