La FIL Guadalajara abre con un llamado a defender la literatura como espacio de diálogo y esperanza

La FIL Guadalajara abre con un llamado a defender la literatura como espacio de diálogo y esperanza

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara inició una nueva edición con un mensaje contundente: en tiempos marcados por la incertidumbre política y social, la literatura sigue siendo un territorio indispensable para pensar, dialogar y resistir. Durante el acto inaugural, autoridades culturales, académicas y políticas coincidieron en que los libros no solo acompañan, sino que orientan en un presente que exige imaginación y pensamiento crítico.

El auditorio Juan Rulfo volvió a llenarse con la puntualidad y el ritual característicos del arranque de la FIL. Desde el escenario, la rectora de la Universidad de Guadalajara, Karla Planter, subrayó que este encuentro literario funciona como una plataforma abierta donde convergen voces diversas, ideas en disputa y miradas que interpelan el estado del mundo. La lectura, afirmó, es una herramienta para comprender la época y desafiar sus límites.

FIL/Natalia Fregoso

La presidencia del encuentro editorial insistió en recuperar la lectura de la lógica del consumo rápido para devolverla a su dimensión más inquietante: ese espacio donde dialogan el lector y la obra, y donde la comodidad raramente tiene cabida. Entre los anuncios relevantes resonó la donación de la biblioteca personal de Juan José Arreola a la Universidad de Guadalajara, un gesto que refuerza el vínculo entre la institución y la tradición literaria del país.

La presencia de Barcelona como Invitada de Honor marcó uno de los momentos más vibrantes del acto. Su alcalde, Jaume Collboni, adelantó que la ciudad ofrecerá un programa amplio —científico, académico, gastronómico y literario— con un énfasis especial en nuevas voces, muchas de ellas mujeres, traducidas al español expresamente para esta edición. Collboni evocó además la deuda histórica con México, país que resguardó el catalán durante el exilio republicano, un recuerdo que provocó uno de los aplausos más largos del público.

FIL/Natalia Fregoso

La inauguración también fue el escenario para la entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, que este año reconoció al escritor franco-libanés Amin Maalouf. El jurado destacó su capacidad para iluminar las tensiones del mundo contemporáneo, las mezclas culturales y los desplazamientos que definen a nuestras sociedades. En su discurso, el autor reflexionó sobre las paradojas de la modernidad: celebró los avances tecnológicos que han transformado la comunicación global, pero lamentó que la violencia, la erosión democrática y los fanatismos sigan determinando la vida pública.

Maalouf advirtió que el mundo atraviesa un punto de cambio irreversible y planteó la necesidad de una responsabilidad compartida para enfrentar los desafíos. En ese horizonte, dijo, la literatura funciona no solo como testigo, sino como espacio para imaginar alternativas y construir sentido común. El auditorio respondió con una ovación que reflejó la sintonía del público con sus palabras.

FIL/ Paula Vazquez

La ceremonia concluyó con una variación inusual: fue el gobernador de Jalisco, y no el maestro de ceremonias habitual, quien realizó la declaratoria oficial de inauguración. Con ello, y entre los arreglos florales que cada año anuncian el inicio de la fiesta, quedaron abiertos los pasillos, conversaciones y encuentros que definirán los próximos nueve días.

La FIL Guadalajara arranca así reafirmando su vocación: ser un territorio donde se cruzan voces, se confrontan ideas y se renueva la convicción de que, incluso en tiempos difíciles, los libros siguen siendo una forma de esperanza.

© FIL/Rafael del Río

FIL/Natalia Fregoso

FIL/Natalia Fregoso

FIL/ Eva Becerra

FIL/ Paula Vazquez