Jacob Elordi y los libros que lo acompañan: la nueva cara del lector millennial
En tiempos en que las celebridades son perseguidas por los paparazzi a cada paso, resulta casi insólito que una imagen de Jacob Elordi sosteniendo un libro genere tanto revuelo como una de sus apariciones en la alfombra roja. El actor australiano, conocido por sus papeles en Euphoria y Saltburn, y en su más reciente película Frankenstein, el actor ha entrado en una curiosa categoría de figuras públicas: las que son captadas leyendo en la calle, en aeropuertos o entre rodajes, con un ejemplar bajo el brazo como parte inseparable de su estilo.
Más allá de la anécdota, el fenómeno dice mucho de nuestra fascinación contemporánea por la lectura en manos famosas. Así como alguna vez nos interesó qué usaban o qué comían las estrellas, hoy queremos saber qué leen. En un contexto donde las redes sociales moldean la imagen de cada artista, ver a un actor joven con un libro físico parece casi una declaración de principios.
A Elordi, sin embargo, no le basta con posar con los títulos del momento. Sus elecciones —detectadas con precisión casi detectivesca por los medios y sus seguidores— revelan una inclinación por la poesía y la introspección. Fue visto en Nueva York con una edición de Poemas escogidos, de W. H. Auden, en una versión editada por Edward Mendelson que amplía la antología original publicada en 1979. Días después, en Milán, lo fotografiaron con El camino no tomado y otros poemas, de Robert Frost, una selección publicada por Penguin que conmemora el centenario del célebre verso “Two roads diverged in a yellow wood”.
Sus elecciones no parecen casuales. Tanto Auden como Frost son poetas que reflexionan sobre la identidad, el paso del tiempo y la contradicción entre lo público y lo íntimo: temas que resuenan con la imagen de un actor joven que transita entre la exposición constante y la búsqueda de autenticidad.
Pero no todo es poesía en la biblioteca ambulante de Elordi. En el aeropuerto de Sídney fue captado con Prima Facie, de Suzie Miller, una obra teatral convertida en novela que narra la historia de una abogada obligada a replantearse su relación con la justicia tras un episodio traumático. La elección no sorprende: la obra —interpretada en Londres por Jodie Comer— se convirtió en un referente contemporáneo sobre poder, abuso y verdad, tópicos muy presentes en la conversación cultural actual.
A lo largo de los años, el actor ha mencionado otros títulos de cabecera: La Odisea, de Homero; Al este del Edén, de John Steinbeck; En el camino, de Jack Kerouac, e incluso un guiño a Tío Vania, de Antón Chéjov, del que compartió un fragmento en redes. Una lista ecléctica que mezcla clásicos, introspección y espíritu nómada.
Quizá ahí radica el encanto: en ver a un rostro del cine comercial contemporáneo convertir la lectura en gesto cotidiano. Jacob Elordi no solo protagoniza películas; también encarna, sin proponérselo, la figura del lector que camina con un libro bajo el brazo, recordándonos que incluso en la era del streaming, la literatura sigue siendo un refugio silencioso y profundamente humano.



