Recomendaciones LIJ: libros que puedes devorar a cualquier edad. Cuatro historias para volver a mirar el mundo.
Hay libros que no entienden de edades. Se leen con la misma fascinación a los ocho que a los cuarenta, porque despiertan algo esencial: la curiosidad, el asombro, la risa o el temblor que provoca reconocer el mundo desde otro ángulo. En esta selección, Lluvia Soto nos invita a cruzar los límites de la llamada literatura infantil y juvenil (LIJ) con cuatro títulos que, más que libros, son puertas abiertas a conversaciones sobre la vida, la muerte, la imaginación y el miedo.
Criando malvas, de Katarina von der Gathen (Duomo Ediciones)
Pocos libros se atreven a hablar de la muerte con tanta claridad y ternura. Criando malvas parte de una premisa sencilla y radical: ¿por qué temer a lo inevitable? Von der Gathen, acompañada por las ilustraciones expresivas de Anke Kuhl, aborda las preguntas que los niños formulan con naturalidad —¿a dónde van los muertos?, ¿por qué envejecemos?, ¿es triste morir?— sin maquillarlas ni suavizarlas.
Lejos del tono sombrío, el libro combina humor, ciencia y emoción en un recorrido luminoso por lo que significa desaparecer. Para Lluvia Soto, “es un libro que reconcilia, que enseña a mirar la muerte con la misma curiosidad con la que miramos la vida”. Un título que los adultos deberían leer sin prejuicios: todos necesitamos aprender a despedirnos.
El gran libro de los misterios, de Tom Adams (Larousse)
Desde las profundidades del océano hasta el cielo nocturno, Tom Adams recopila enigmas que la humanidad no ha logrado descifrar: civilizaciones perdidas, criaturas imposibles, desapariciones sin explicación. Acompañado de las ilustraciones de Davide Ortu, este volumen es un viaje por lo desconocido que apela al instinto explorador de cualquier lector.
Ni enciclopedia ni relato fantástico, El gran libro de los misterios combina datos reales con un espíritu narrativo que recuerda a las aventuras clásicas. Es un libro para leer en familia, para debatir y, sobre todo, para recuperar el gusto por preguntarse. Porque, como sugiere Soto, “el misterio también es una forma de conocimiento”.
Cuentos de hadas para acabar con los bullies, de Allan Ahlberg (Larousse)
Ahlberg, uno de los grandes nombres de la LIJ británica, reescribe los cuentos tradicionales desde una perspectiva contemporánea. Los ogros y las brujas ya no viven en castillos, sino en escuelas y redes sociales: representan las dinámicas del acoso y el poder.
Con humor y sensibilidad, el autor propone un juego de espejos donde los lectores más jóvenes se reconocen, y los mayores descubren nuevas lecturas sobre los viejos mitos. Las ilustraciones de Davide Ortu —otra vez presente, con su trazo vibrante— refuerzan el tono lúdico sin restar profundidad. Es un libro necesario: enseña a reírse del miedo y a entender que la valentía también puede tener forma de fábula.
Soñar con dinosaurios, de Allan Ahlberg (Kalandraka)
En este álbum ilustrado, Ahlberg cambia de registro, pero no de energía. Soñar con dinosaurios es una pieza breve, absurda y deliciosa: un niño sueña con criaturas prehistóricas que cobran vida en su habitación. El resultado es un viaje entre la risa y el susto, acompañado por ilustraciones de color intenso y ritmo cinematográfico.
Kalandraka, fiel a su línea de libros-arte, publica aquí una joya que recuerda que la literatura infantil también puede ser una experiencia estética. Leerlo en voz alta es casi una performance: un recordatorio de que el humor, la sorpresa y la imaginación son patrimonio universal.
Una lectura sin edades
Más allá de sus diferencias, los cuatro libros comparten un hilo invisible: hablan del asombro. Uno sobre la muerte, otro sobre lo inexplicable, uno más sobre el miedo social y otro sobre los monstruos del sueño. Todos, en el fondo, tratan de lo mismo: aprender a mirar el mundo con ojos nuevos.



