El escenario de los sueños: una historia del fitu 2025

El escenario de los sueños: una historia del fitu 2025

Por Herles Velasco

En el corazón del Centro Cultural Universitario de la unam, Jaqueline Ramírez Torillo se prepara para encender la chispa de la 32.ª edición del Festival Internacional de Teatro Universitario (fitu). Es septiembre de 2025, y los pasillos de este icónico espacio están a punto de llenarse de risas, reflexiones y el latido colectivo de un teatro que transforma. Jacqueline, con su mirada encendida por la pasión, camina entre los teatros, revisando cada detalle. Actriz, socióloga, gestora cultural y alma del festival, lleva años tejiendo puentes entre los sueños de los jóvenes creadores y los escenarios que los harán brillar.

Hace semanas, cuando el sol de agosto aún calentaba las calles de la Ciudad de México, Jaqueline y su equipo se sumergieron en un mar de 170 propuestas. Cada una era un universo: historias de amor, gritos contra la injusticia, reescrituras de clásicos, confesiones de almas jóvenes que buscan su lugar en el mundo. Sólo 25 proyectos lograron cruzar el umbral, seleccionados no por una lista fría de criterios, sino por su capacidad de capturar el pulso de una generación. “Queremos diversidad, voces que hablen desde el corazón y que cuestionen, que nos hagan movernos de nuestro lugar cómodo,” dice Jaqueline, mientras hojea el programa del festival. Entre las obras, hay piezas de Guadalajara, Aguascalientes, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro, Sinaloa y tres joyas internacionales de Chile, un reflejo de que el teatro no conoce fronteras, ni geográficas ni emocionales.

Más que sólo un festival, el fitu, que se celebrará del 4 al 14 de septiembre de 2025, es un encuentro vivo, un espacio donde el teatro se convierte en un espejo de la sociedad y un faro para imaginar futuros mejores. Jaqueline lo sabe bien. Como graduada de Casa del Teatro y Sociología en la unam, ha trabajado con gigantes como Luis de Tavira y Alberto Lomnitz, y ha llevado óperas y festivales a escenarios independientes e institucionales. Pero el FITU es especial. “Es un privilegio estar aquí,” confiesa, “porque este festival es un regalo de la unam a México, un espacio gratuito donde los estudiantes y el público se encuentran para compartir historias.”

Este año, el festival abrirá con La historia de una oveja de Teatro Petra, una compañía colombiana con más de 30 años de trayectoria, que aborda la migración con una sensibilidad que resuena con el programa de Cultura de Paz de la unam. Desde Argentina llegarán dos obras de Tiziano Cruz, incluyendo La memoria futura, un homenaje a las abuelas de Plaza de Mayo que transforma el dolor en testimonio. Chile aportará Extinción, una reflexión sobre los vínculos humanos, mientras que Portugal y España traerán reescrituras frescas de El Quijote y El perro del hortelano. “Queremos que el público escuche acentos diferentes, que vea cómo el español vibra de formas únicas en cada rincón del mundo,” explica Jacqueline.

Pero el fitu no se detiene en los escenarios. Talleres, mesas de diálogo y conferencias llenarán el Centro Cultural Universitario de efervescencia. “El teatro no es sólo lo que pasa en la función,” dice Jacqueline, “es la conversación que surge después, las ideas que se llevan los estudiantes, las conexiones que se tejen entre creadores.” Estas actividades paralelas son el alma expansiva del festival, un espacio donde los jóvenes aprenden de profesionales y el público descubre que la cultura no es un lujo, sino un derecho.

Para Jaqueline, trabajar con estos creadores emergentes es un recordatorio constante de la fuerza del teatro. “Me enseñan a no conformarme, a cuestionar lo establecido,” comparte. En un mundo donde los presupuestos culturales menguan y los retos para los artistas crecen, la pasión de los estudiantes por subirse al escenario es un acto de resistencia. “Ver a tantos jóvenes apostando por el teatro, a pesar de todo, me llena de esperanza. Mi responsabilidad es darles un espacio donde sus voces sean escuchadas, donde puedan crecer”.

A medida que el 4 de septiembre se acerca, Jacqueline imagina las butacas llenas, el aplauso que une a desconocidos en una experiencia compartida. “Vengan al fitu,” invita con una sonrisa. “Aquí encontrarán risas, lágrimas, preguntas que no los dejarán indiferentes. Apaguen el celular, déjense llevar por la magia de estar juntos en un teatro. Este festival es de todos: de los estudiantes que sueñan, del público que se atreve a imaginar, de un México que necesita la cultura para seguir creciendo.”

En el Centro Cultural Universitario, bajo la mirada atenta de Jacqueline y el legado de la unam, el fitu 2025 está listo para encenderse. Es más que un festival; es una celebración de la juventud, la creatividad y el poder del teatro para cambiar el mundo, una historia a la vez.+