+Lecturas: Entrevista a Hernán Bravo Varela por su libro Ejercicios de respiración seguido de El Estado empresario mexicano

+Lecturas: Entrevista a Hernán Bravo Varela por su libro Ejercicios de respiración seguido de El Estado empresario mexicano

En su nuevo libro publicado por Ediciones Era, Hernán Bravo Varela explora el cuerpo, la memoria y la figura del padre como territorios poéticos y políticos.

Por Redacción Lee+

¿Puede la poesía nombrar lo que el cuerpo calla? ¿Puede el lenguaje contener el asombro, el miedo, el amor que persiste después de la muerte? En su más reciente libro, Ejercicios de respiración seguido de El Estado empresario mexicano, editado por Ediciones Era, el poeta Hernán Bravo Varela entrelaza dos movimientos vitales —el de la respiración y el de la memoria— para construir una obra en la que el cuerpo y el país se observan mutuamente con una mezcla de compasión, lucidez y desconcierto.

En la primera parte, Ejercicios de respiración, el lector es invitado a recorrer un territorio de sombras: el del cuerpo enfermo, la ansiedad silente, la experiencia hospitalaria y los sueños que abren puertas hacia lo invisible. Hay una pulsión casi clínica en estos poemas, como si el lenguaje funcionara a la vez como diagnóstico y cura, como anestesia y bisturí. El poeta no pretende iluminar lo oscuro: se adentra en la penumbra y la habita con una voz que tiembla, que tantea las grietas del dolor sin la necesidad de clausurarlas.

Le sigue El Estado empresario mexicano, una sección que parece cambiar de registro, pero no de tono. Aquí, la figura del padre muerto se convierte en espejo, en herida y en país. El padre: abogado, conservador, protector, testigo de otra época. El hijo: heredero de silencios, de gestos, de un legado que intenta ser comprendido entre el amor y el espanto. El retrato íntimo se transforma en una exploración política, donde los afectos también son ideología, y los recuerdos, documentos de una historia compartida.

Ambas secciones dialogan desde el umbral entre lo íntimo y lo estructural, desde la respiración que sostiene la vida hasta el discurso que sostiene las instituciones. Bravo Varela —fiel a su poética en permanente mutación— rehúye las formas predecibles y se adentra en terrenos donde el ritmo y el silencio se vuelven materia prima. Como un cartógrafo del desasosiego, dibuja un mapa verbal que conecta cuerpo, biografía y nación.

Este volumen no es sólo un libro de poemas: es una forma de escuchar al cuerpo cuando habla sin palabras, de revivir al padre desde los escombros de la memoria, de entender que lo personal y lo político no son opuestos, sino capas de un mismo organismo. Una advertencia recorre estas páginas: hay monstruos, sí —los del dolor, la enfermedad, la historia— pero también hay ternura, preguntas sin respuesta y una obstinada voluntad de mirar de frente lo que otros prefieren dejar fuera de cuadro.

En nuestra cápsula de +Lecturas, conversamos con Hernán Bravo Varela sobre el origen de este libro, su relación con el cuerpo enfermo, la figura del padre como archivo viviente y la necesidad —urgente y poética— de reaprender a respirar.