+Lecturas: Entrevista a Vicente Alfonso por su libro La noche de las reinas
El detonante narrativo es inquietante: una amenaza de bomba rodea el concurso, pero el show continúa. Esa contradicción —lo que se muestra y lo que se oculta— se convierte en el corazón palpitante de la novela. Alfonso se adentra en ese intersticio donde la memoria pública falla y la ficción, como herramienta, revela lo que incomoda.
Con una estructura contenida en un solo día, la trama se despliega como un dispositivo de relojería. Desde la habitación de una reina sudafricana custodiada por militares, hasta los movimientos de una joven guerrillera que se prepara para irrumpir en el evento, Alfonso nos arrastra por un universo donde la belleza y la barbarie se tocan con los dedos.
“La noche de las reinas no es una novela histórica”, aclara el autor, “sino una ficción que parte de un hecho real para explorar lo que pudo estar latiendo debajo”. En ese submundo narrativo, un periodista cansado, un gobernador embriagado de poder, una viuda que renuncia a seguir callando y una joven que decide tomar un arma para no volverse invisible son los personajes que encarnan las fisuras de una sociedad maquillada para la televisión.
Pero lo más inquietante no es lo que ocurre, sino la forma en que ocurre: como si cada gesto, cada silencio, cada omisión, fuera parte de un guión escrito por fuerzas que operan en las sombras. Alfonso logra que cada página pese, como pesan los recuerdos que nadie quiere nombrar.
En su mirada hay una apuesta ética: contar lo que se prefirió olvidar. Hacer literatura no desde el dato, sino desde la imaginación encendida por el silencio. La noche —como metáfora del país, del miedo, del deseo de justicia— es aquí una entidad viva que observa y espera.
Vicente Alfonso ha escrito una novela que, sin abandonar la tensión narrativa ni el humor oscuro, nos enfrenta a una pregunta que sigue vigente: ¿cuántas veces más vamos a vestir de fiesta lo que es, en el fondo, una tragedia?
