Guadalupe Dueñas, una escritora rebelde

Guadalupe Dueñas, una escritora rebelde

La escritora Patricia Rosas Lopátegui coincide con Elena Garro al afirmar que “Lupita Dueñas tiene un mundo propio y es la mejor cuentista mexicana”. En entrevista, recuerda que la autora de Las ratas y otros cuentos (1954) hizo su primera aparición literaria después de los 40 años y tomó por sorpresa a sus contemporáneos, ya que en sus relatos no existe una división entre la realidad y la fantasía.

Guadalupe Dueñas nació el 19 de octubre de 1910, en Guadalajara, Jalisco.  Aunque algunos críticos dicen que fue entre 1908 y 1912. En una entrevista que le hiciera Beatriz Espejo en 1969 dijo “provenir de una familia ‘chiflada’”. Estudió Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Abordó diversos géneros, como cuento, novela, poesía y guion. En 1959 obtuvo el Premio José María Vigil por Tiene la noche un árbol y escribió No moriré del todo.

Dueñas llegó a escribir poesía y una novela que en un principio tituló Máscara para un ídolo y luego Memoria de una espera, que dejó inédita; sobre la novela argumentó que era contra el gobierno y no podía hacerlo en los sexenios de José López Portillo, hermano de su amiga Margarita, y Miguel de la Madrid, pariente de su madre. Es hasta en 2017, que Patricia Rosas Lopátegui las rescata en las Obras completas, publicadas por el Fondo de Cultura Económica.

Como cuentista destaca por su aguda visión del universo íntimo de sus personajes, por su amor al detalle, al adjetivo exacto, por su originalidad temática y por la firmeza con que construye sus narraciones fantásticas, de las que algunas de ellas sobresalen por su magistral uso de la imaginación y la fantasía, en un mundo en el que ningún horror es imposible. Es considerada por la crítica literaria una de las mejores cuentistas del siglo XX. Perteneció al grupo de becarios del Centro Mexicano de Escritores, al lado de Inés Arredondo, Vicente Leñero y Miguel Sabido, éste último, vecino y más tarde su gran amigo. Algunos de sus cuentos se han traducido al inglés, alemán, italiano y francés.

 Al conocerla, José Emilio Pacheco escribió un Soneto para Lupita Dueñas, en el que resume la temática y escudriña en el espacio y los personajes del mundo de horror y fantasía de esta autora:

La noche tiene un árbol, y en su fronda
se ensortija la luz desamparada;
el roce de la sombra es quieta espada
que vida y muerte con su filo ahonda

Crece la noche viendo que la ronda
un océano de luz petrificada
sapos, momias, araña desplomada,
mientras el mundo busca quien responda

A su reto de muerte y esperanza
infierno y cielo ruedan confundidos
piojos y ratas toman su belleza.

Al levantar un árbol de sonidos.
entre veredas son una maleza
y un haz de cuentos por la magia unidos (Pacheco, 1958: 314) 

Falleció el 13 de enero de 2002, en la Ciudad de México. +