La puerta sí es la culpable; LA PUERTA DE LOS TRES CERROJOS, de Sonia Fernández-Vidal

¿Qué hacen cuando llegan a cansarse de sus rutinas diarias? Sobre todo pensando en la más difícil de todas que es levantarse temprano. Pareciera que, según vayan anquilosándose nuestras rutinas, perdemos la capacidad de sorpresa. Los mismos pasos, los mismos caminos, el sendero de siempre. La imaginación se seca y el aburrimiento comienza a roer nuestra vida. Quizá no nos vaya mal, de vez en cuando, innovar y arriesgar en cada paso siguiente. Uno nunca sabe qué se encontrará en la siguiente vuelta de esquina.

La puerta de los tres cerrojos” (La Galera, 2011), de Sonia Fernández-Vidal e ilustrada por Oril Malet es una novela que incita a la aventura de lo inusual. Niko, un joven estudiante que entiende perfectamente lo anterior lee un extraño reflejo sobre su cabeza: “Si quieres que sucedan cosas diferentes, deja de hacer siempre lo mismo”. Una mañana, rumbo a la escuela, toma la decisión de cambiar su camino habitual. Su firme convicción lo llevará a explorar el universo cuántico, un mundo paralelo al universo clásico –el de los humanos–, a quienes se les había denegado el acceso al universo donde conviven la magia y la ciencia, la razón y los sueños.

Entre hadas, elfos, big bang, quarks y un gato que está vivo y muerto a la vez, Sonia Fernández nos comparte esta novela donde busca romper las fronteras, a veces inconexas, de la ciencia, la magia y la literatura. Con el interés de darle difusión a las cuestiones científicas, por su doctorado en Física por la Universidad Autónoma de Barcelona, Sonia pone a dialogar una infinidad de mundos y de tópicos que muchas ocasiones se repelen.

En “La puerta de los tres cerrojos” nos encontraremos con un tema que rebasa la intención de aliar distintos discursos. Aquí sobresale la importancia de las acciones humanas y sus consecuencias, que no siempre tienen que ser malas. ¿Cuántas veces, por decisiones mínimas, provocan un gran cambio en ustedes mismos o en sus formas de ver las cosas? Es así como nos vamos construyendo y, más importante, aprendiendo, porque si algo salió mal, son esos errores los que nos harán más precavidos ante cualquier camino.

Junto con Niko, el joven enamorado del hada Quiona y su amigo en común, el elfo Eldwen, atravesaremos una puerta que divide dos mundos en apariencia irreconciliables, pero que, una vez abierta, los personajes se darán cuenta de una gama mayor de posibilidades siempre a favor del trabajo en común. Aquí la puerta sí es la culpable de dividir mundos que pueden convivir en armonía, por lo que no queda más que abrirla… Adelante.

Por: Rolando Ramiro Vázquez Mendoza

Imagen: Portada del libro “La puerta de los tres cerrojos”, de Sonia Fernández-Vidal.
Mascultura 08-Ago-13