Algunos libros no pretenden contar una historia ni construir un argumento. Son como piedras pequeñas que uno guarda en el bolsillo sin saber por qué, pero que al tocarlas, tiempo después, revelan su peso, su forma, su temperatura. No me voy a ir, de Alejandro Magallanes, es uno de esos libros: un conjunto de textos breves y potentes que se leen en un suspiro, pero que resuenan largo tiempo después.

Publicado por Editorial RM, No me voy a ir está compuesto por frases mínimas, a medio camino entre el poema, el aforismo y la confesión. Es un libro que no se apoya en la lógica del desarrollo, sino en la intuición del instante. Cada página ofrece una idea, una imagen, una emoción que se despliega en silencio. No hay intención de explicar ni de concluir: lo que importa es la vibración que queda suspendida en el aire, la evocación que despierta en quien lee.

Junto a estos textos, Magallanes incluye imágenes que no ilustran, sino que acompañan. Como si palabra y trazo compartieran el mismo aliento. El resultado es un objeto delicado y misterioso, que puede abrirse al azar o recorrerse de principio a fin como quien camina por un territorio desconocido, sin mapa ni prisa.

Alejandro Magallanes es diseñador gráfico, artista visual y autor. Su trabajo ha sido reconocido tanto en México como en el extranjero por su fuerza expresiva y su sensibilidad. En su obra se cruzan el humor, la crítica, la ternura y la ironía, siempre con una mirada aguda sobre el lenguaje y la imagen. Ha publicado libros para niños, poemarios visuales, carteles memorables y piezas que habitan los márgenes entre arte y literatura.

En esta entrega de +Lecturas, Magallanes nos comparte este libro singular que se niega a irse, que se queda —como su título— con discreta persistencia. Un libro que no busca imponerse, sino acompañar.

Tal vez descubras en No me voy a ir una forma distinta de estar, de decir y de permanecer.

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