La cruzada, de Florencia Canale: una vida que ardió fuera de los márgenes
La autora argentina revive con furia narrativa a Catalina de Erauso, la “monja alférez”, en una novela que desafía el género, la obediencia y el tiempo.
Por siglos, su historia fue una leyenda improbable: una mujer que escapó del convento, se vistió de hombre, luchó como soldado en América y escribió sus memorias cuando la palabra “identidad” aún no se conjugaba en plural. Catalina de Erauso vivió como si el mundo fuera un mapa mal dibujado que podía reescribirse con cada paso. En La cruzada, publicada por Editorial Planeta, la escritora argentina Florencia Canale convierte esa vida en una novela de carne, furia y resistencia.
Canale no reconstruye, reencarna. Lo que podría haberse limitado a una biografía novelada se convierte en un cuerpo narrativo tenso, vibrante. La cruzada narra la historia de una mujer que no se ajustó a ningún molde, y que pagó por cada decisión con silencio, con exilio o con plomo. Desde el encierro forzado en un convento en San Sebastián, hasta su huida vestida de hombre, su paso por el ejército y sus aventuras en el Nuevo Mundo, Catalina no solo desafía el orden, lo desarma.
“La guerra en el cuerpo, su furia en la piel”, reza el subtítulo del libro. Y Canale lo toma al pie de la letra.
A lo largo de las 352 páginas, la autora da voz a una figura ambigua, brutal, magnética. No la limpia, no la embellece: la muestra. Su Catalina no es heroína ni mártir, sino sobreviviente. Una criatura de frontera que desafía categorías: ni hombre ni mujer, ni santa ni criminal, ni española ni americana. Solo libre.
Florencia Canale se aleja aquí de sus escenarios habituales —la historia argentina del siglo XIX— para internarse en el Siglo de Oro español y los territorios coloniales de América. Su prosa se nutre de una investigación rigurosa —archivos, memorias, crónicas— pero también de una sensibilidad narrativa que convierte cada escena en una declaración de principios: vivir sin pedir permiso también es una forma de cruzada.
La cruzada no es solo una novela histórica. Es un canto de batalla, un mapa íntimo de la desobediencia y una advertencia: el cuerpo, cuando arde por ser libre, también es arma.
