Giangiacomo Feltrinelli, el editor que quiso cambiar el mundo
Giangiacomo Feltrinelli fue un hombre entregado a la aventura, pero, sobre todo, al compromiso político. Nacido en Milán, Italia, en 1926, en el centro de una familia acaudalada, Feltrinelli decidió, años más tarde, invertir su herencia no sólo en el financiamiento de diversos grupos políticos de izquierda, sino también en dos de sus grandes pasiones: los automóviles y, especialmente, los libros.
Desde muy joven comprendió que, frente a los regímenes autoritarios y fascistas, la libertad tendría que buscarse desde la revolución. Por ello, en 1944 —y con apenas 18 años— se unió al Comité de Liberación Nacional, decidido a combatir las fuerzas del fascismo que, poco a poco, cobraban mayor fuerza en su país.
Feltrinelli era un fiel creyente de que las ideas no habían nacido para ser ocultadas ni sofocadas, y que éstas sólo podían cobrar relevancia si se les llevaba a la práctica. Creía firmemente que su labor como editor debía ser coherente con su pensamiento político y, aún más, con sus acciones. Así, desde temprana edad, se propuso formar la biblioteca marxista más grande de Occidente.
Su notoriedad pública comenzó en 1957, cuando se encargó de publicar la edición en italiano de Doctor Zhivago (1957), del escritor y poeta Boris Pasternak. Con más de 150 mil ejemplares vendidos, la novela se convirtió en un éxito de inmediato, pero también en un escándalo político en el panorama internacional. Mientras Feltrinelli la consideraba como una obra literaria de enorme valor, el régimen de la Unión Soviética la vio como una amenaza potencial, en tanto que ponía en manifiesto todo aquello que ese mismo régimen había intentado ocultar. Pasternak recibiría el Premio Nobel de Literatura en 1958, aunque las presiones de su país lo obligaron a rechazarlo. A pesar de que Feltrinelli jamás lo conoció personalmente, entre ambos se gestó un profundo lazo de amistad, sostenido a partir del compromiso político y la literatura.
Cuatro años después de la muerte de Pasternak, Giangiacomo viajó a La Habana para reunirse con uno de los líderes de la Revolución cubana: Fidel Castro. Su propósito era preparar una biografía del comandante y, para ello, permaneció varios meses en la isla. Sin embargo, las diferencias ideológicas entre ambos desembocaron en un desencuentro: Castro lo rechazó y le cerró las puertas durante semanas, interrumpiendo cualquier contacto y dejándolo en una gran incertidumbre. Ante esa situación, Feltrinelli decidió iniciar una huelga de hambre que concluyó cuando el líder cubano accedió a reunirse nuevamente con él.
De aquel periodo surgió la publicación del célebre Diario de Guerrilla (1968), de Ernesto Che Guevara, así como la popularización del icónico retrato del guerrillero tomado por Alberto Korda. Fue el propio Feltrinelli quien convirtió la fotografía en la portada de aquel libro, y se encargó de difundirla a escala mundial, lo que la convirtió en una de las imágenes más célebres del siglo xx.
En su afán por seguir las huellas del Che, Feltrinelli viajó en 1967 a Bolivia, donde se encontró con el intelectual francés Régis Debray, quien entonces vivía en la clandestinidad. El propio editor italiano fue arrestado, sin embargo, recuperó su libertad pocos días después gracias a la presión internacional.
Tras este episodio, Feltrinelli inició una vida en la clandestinidad. Abandonó su labor activa como editor y también a su familia. En 1970 fundó el grupo guerrillero Gruppi d’Azione Partigiana (gap), de extrema izquierda, con la intención de organizar un ejército de liberación nacional inspirado en la etapa de la Resistencia italiana contra el fascismo.
Finalmente, falleció el 14 de marzo de 1972, en una pequeña localidad cercana a su pueblo natal. Sobre su muerte existen diversas versiones. La más aceptada señala que ocurrió mientras intentaba colocar explosivos cerca de una torre de electricidad, como parte de las actividades del gap; sin embargo, también se sospechó de la posible participación del propio servicio secreto italiano.
De cualquier forma, Feltrinelli es recordado como un ejemplo de rebeldía y resistencia: un hombre comprometido con el poder transformador de los libros, pero también con la revolución y con sus ideales de justicia social y de transformación. Hoy en día, el sello de Feltrinelli es una de las editoriales y librerías más reconocidas en toda Italia, al igual que en Europa.
Su legado permanece como una fuente de vida y de inspiración, y nos recuerda que las palabras sólo alcanzan su verdadero sentido cuando se sostienen con acciones y nos animan a imaginar nuevos mundos.+