¿Cómo se enseña a un niño a enfrentar su enojo sin lastimar a otros… ni a sí mismo? ¿Cómo pueden los padres acompañar ese torbellino llamado infancia sin apagarse en el intento? El domador de dragones y manual de uso para padres (Editorial Trillas, 2025), de María José Alpuche de Lile, no ofrece fórmulas mágicas, pero sí una ruta posible: una aventura emocional que se vive de a dos, donde niños y adultos se enfrentan juntos al fuego de la ira y aprenden, poco a poco, a domarlo.

Pensado como un viaje para valientes —porque se necesita valor para mirar de frente lo que sentimos— este libro propone una herramienta innovadora y accesible para trabajar la regulación emocional en casa. Dirigido a niñas y niños de entre 6 y 11 años, El domador de dragones transforma la gestión del enojo en una historia ilustrada, clara y cercana, dividida en sesiones semanales que invitan a la constancia, al juego y a la reflexión compartida.

Pero el libro no llega solo: viene acompañado de un “manual de uso” especialmente diseñado para padres, madres y psicólogos. Basado en la Terapia Cognitivo Conductual (TCC), este complemento ofrece estrategias concretas para acompañar a los niños desde el afecto y la escucha activa. Instrucciones claras, ejercicios de relajación, técnicas de autocontrol y solución de problemas hacen del texto una guía práctica para intervenir en uno de los temas más urgentes de la crianza contemporánea: la salud emocional infantil.

A diferencia de los discursos autoritarios o de los consejos vacíos que abundan en redes sociales, El domador de dragones plantea una convivencia más humana, más horizontal, donde el enojo no es un enemigo a suprimir, sino una emoción que puede ser comprendida, expresada y transformada.

María José Alpuche de Lile —quien ya ha explorado los vínculos familiares en títulos anteriores— propone aquí una experiencia de lectura que es también una experiencia de cuidado. Este libro es, en esencia, una invitación: a detenernos, a escuchar, a sentir con los otros. Una herramienta valiosa para hogares, escuelas y consultorios, y una lectura imprescindible para quienes creen que educar es, ante todo, acompañar con amor… incluso en medio del incendio.

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