El cine en 16 milímetros, un motor para el cine experimental y de vanguardia

Desde su lanzamiento en 1923, el formato cinematográfico de 16 mm fue una auténtica revolución al ofrecer películas más económicas y seguras que el de 35 mm. Este formato se convirtió en el gran puente entre el cine amateur y el cine profesional, así como en un motor decisivo para la expansión del documental, la televisión y las expresiones experimentales durante gran parte del siglo XX. Para conocer más sobre el cine realizado en 16 mm, te presentamos diez datos relevantes 

1. El formato de 16 mm fue introducido por Eastman Kodak en 1923, como una alternativa más económica y segura al profesional de 35 mm. Su objetivo era democratizar el cine, permitiendo que escuelas, instituciones, empresas y aficionados pudieran filmar y proyectar sin la infraestructura ni los costos del cine comercial.
2. Desde su inicio, el formato de 16 mm usó base de acetato de celulosa —conocida como “safety film”— en lugar del altamente inflamable nitrato de 35 mm. Esta innovación fue clave para su adopción masiva en espacios no especializados, pues reducía los riesgos de incendio durante la proyección.
3. Kodak y otras marcas como Bell & Howell, Bolex y Arriflex, lanzaron cámaras y proyectores compactos y relativamente baratos que podían transportarse con facilidad y operar sin personal especializado. Esto facilitó que maestros, investigadores y cineclubes proyectaran películas en cualquier lugar.
4. Inicialmente el formato era sólo para cine mudo, pero en 1932 se introdujo el sonido óptico y más tarde el magnético, en la banda lateral, lo que aumentó su atractivo para usos profesionales y educativos. También se desarrollaron emulsiones en color, película reversible, stocks de alta sensibilidad y cámaras sincrónicas.
5. En 1969 se introdujo el Super 16 mm, que aprovechaba más el área del fotograma para lograr calidad cercana al de 35 mm, ideal para televisión y ampliaciones. Esto reforzó su papel en producciones profesionales de bajo presupuesto hasta la era digital.
6. Tras la Segunda Guerra Mundial, el formato se consolidó como un vehículo clave para la difusión cultural y era habitual que los grandes estudios distribuyeran copias en 16 mm para colegios, bases militares y cadenas de televisión, ampliando así el alcance de sus producciones más allá de las salas de cine.
7. Entre 1950 y 1960, el formato de16 mm se convirtió en favorito de cineastas independientes y del cine de vanguardia (por ejemplo, Jonas Mekas, Maya Deren, Stan Brakhage). El bajo costo y facilidad de manejo permitían experimentar sin los enormes gastos del formato en 35 mm.
8. Hasta los años 80, gran parte de los reportajes televisivos se filmaban en formatos reversibles de 16 mm por su rapidez de revelado y su compatibilidad con los procesos de edición de noticias. Fue un pilar de la producción informativa antes de la llegada del video portátil.
9. Estudios como Disney, MGM o United Artists distribuían copias abreviadas en 16 mm de sus largometrajes para uso escolar y comunitario. Esto amplió el acceso al cine clásico y a la animación en contextos no comerciales.
10. Hoy, miles de rollos de 16 mm forman parte de cinematecas, archivos universitarios y colecciones privadas. No sólo conservan películas educativas o independientes, sino también grabaciones familiares, festivales y documentos únicos de la vida cotidiana.

No te pierdas por la señal de TV UNAM el ciclo de cine Peor es nada, en el marco de Arcadia: Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado. Las funciones serán del lunes 6 al viernes 10 de octubre, a las 22:00 horas, en el espacio Tiempo de Filmoteca UNAM, donde se proyectarán cinco películas en 16 mm realizadas entre 1961 y 1984: En el balcón vacío (México, 1961), de Jomi García Ascot; El grito (México, 1968), de Leobardo López Arretche; Frida, naturaleza viva (México, 1984), de Paul Leduc; Doña Herlinda y su hijo (México, 1982), de Jaime Humberto Hermosillo y Redondo (México, 1982), de Raúl Busteros.

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