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La felicidad es un cálido cachorro

La felicidad es un cálido cachorro

Por Rodrigo Morlesin

 

Snoopy, ese perro que habita en millones de casas alrededor del mundo, que nos ha acompañado en nuestros cumpleaños, en Navidades y hasta en Halloween.

Llega a las fiestas, algunas veces con invitación y otras de manera sorpresiva, en forma de piñata, de pastel o de la mano de tu tía favorita disfrazado de regalo, con todo y moño. 

El adorable beagle creado por Charles M. Schulz hace 75 años ha demostrado que la felicidad se esconde en las cosas más sencillas: un abrazo, una sudadera o en un calientito vaso de café. 

De Sparky a Mr. Schulz

Charles Monroe Schulz nació en 1922. Hijo de migrantes: Carl Fred, de origen alemán, y Dena Halverson, de ascendencia noruega. 

A los dos días de nacido, uno de sus tíos lo apodó Sparky en alusión al caballo Spark Plug de la tira cómica Barney Google, creada por Billy DeBeck. Schulz se caracterizó por su carácter tímido y gran inteligencia, por lo que fue adelantado dos años escolares lo que lo volvió el más pequeño de su clase. Según AutismCOE, tenía la condición del síndrome de Asperger, la cual le dificultaba concentrarse en los deberes escolares y socializar; él prefería crear su propio mundo de papel y grafito, ahí era el jefe de la aldea, haciéndole honor a su primer apellido. Con el tiempo, esa aldea se convirtió en un universo entero. 

En la escuela se sentía incómodo con los chicos mayores, sólo quería dibujar:

Mi interés por las tiras cómicas surgió de mi padre, cuando yo era niño. A mi papá le gustaba leérmelas y a mí me gustaba escuchar y mirar las imágenes graciosas. La primera señal de que tenía talento para el dibujo fue en el jardín de niños. Hice un dibujo y la maestra me dijo: «Algún día, Charles, serás artista».

Los primeros pasos rumbo a su famosa tira cómica los hizo en St. Paul Pioneer Press con Li’l Folks (1948 a 1950). Ahí ya se dejaba ver el espíritu positivo y humor sencillo que no caía en lo moralino. Los grandes dilemas los transformó en la voz de sus personajes de un modo magistral, incluso en esa tira podemos ver los primeros trazos que se convertirían en los rostros de Carlitos, Lucy y Snoopy.

En 1950 redibujó sus mejores tiras de Li’l Folks y las envió al United Feature Syndicate, que ofrecía servicio de tiras cómicas a los diarios de todo Estados Unidos. Su trabajo gustó lo suficiente como para que le pidieran que fuera a Nueva York para tener una reunión. En ese momento comenzó la transición a lo que sería Peanuts.

Todo por unos “cacahuates”

Se dice que el nombre de Peanuts (cacahuate) fue impuesto por el United Feature Syndicate y que Schulz nunca estuvo de acuerdo; él prefería que la tira se siguiera llamando Li’l Folks o Good ol’ Charlie Brown… Al final, todo el mundo la conoce como Charlie Brown o Snoopy.

Su acta de nacimiento dice que el 2 de octubre de 1950 el mundo vio nacer a Peanuts… o bueno, tal vez exagero, en realidad lo hicieron sólo siete periódicos en Estados Unidos. Un inicio modesto para la historia creada por un chico de 28 años que había servido en la Segunda Guerra Mundial como sargento de Estado Mayor en la 20.ª División de Europa en algunas de sus tiras cómicas podrás conocer el impacto que la guerra tuvo en él.

Nada mal para una pandilla que, con sus 17 mil 897 aventuras, se coló por debajo de la puerta de los hogares y se robó los corazones de las lectoras y los lectores sin contar, además, anuncios en la prensa y en la tele. 

Una pandilla fuera de serie

Pero no todo ha sido éxito. El mayor fracaso de la tira cómica se encuentra justo dentro de ella, tiene nombre y apellido: Charlie Brown, o Carlitos, como le decimos cariñosamente en México. Sí, ¿no lo has visto? Es bajito, un poco calvo, a veces aparece junto a Snoopy y dice que es su dueño. 

Ahí donde lo ves, él es el verdadero protagonista de la tira cómica. Un chico tímido que sufre de un poco de angustia. La vida le resulta abrumadora y parece ser que atrae las desgracias. Tan grande es su fracaso que ni siquiera es el más popular de su pandilla. Los reflectores siempre han iluminado al más carismático: Snoopy. 

Pero Charlie tiene mucho que dar. Es un espejo en el que todas y todos nos hemos reflejado alguna o muchas veces. 

Con su creador comparte mucho más que el nombre. El padre de Charlie y el de Charles son peluqueros. ¡Por eso tiene el cabello corto! El mismo Charles M. Schulz lo confirmó durante una entrevista en un programa de televisión en 1961. Además, ambos aman los deportes y los dos tenían un crush con las pelirrojas. 

En realidad, aunque siempre fracase en todos sus intentos por lograr algo, Charlie definitivamente no es un perdedor porque jamás, jamás, jamás se dará por vencido. Y eso nos representa a ti, a mí y a muchas otras personas de tantas maneras…

Esta tira no se trata nada más de Carlitos, también está Lucy van Pelt, una pequeña y mandona niña con cara de inocente que, tras su ternura, esconde el arma letal de la honestidad brutal. Autoproclamada psiquiatra, en su cabina de ayuda no teme decirle a casi todo el mundo sus defectos y escribo “casi todo” porque ella es lo más cercano a la perfección al grado de que no tuvo empacho en admitir su “su perfecta imperfección” con la frase:

“Nunca he cometido un error en mi vida. Pensé que lo había hecho una vez, pero estaba equivocada.” —Lucy van Pelt

Y Woodstock o Emilio… el pequeño pajarito amigo de Snoopy. ¿Quién no sonríe al verlo? Sobre todo cuando Snoopy y todos los amigos de Woodstock se visten de exploradores. Nadie conoce mejor a Woodstock que Snoopy, quien también es el único que entiende ese idioma de palitos que habla el emplumado personaje, cuyas dificultades para volar y, especialmente, para aterrizar son de sobra conocidas. 

En este grupo amigos también se encuentran Linus y Rerun ―los hermanos de Lucy―, Sally, Schoeder, Peppermint Patty, Marcie, Pig-Pen, Spike y otros personajes que aparecían esporádicamente. A todos ellos los une el amor de estar juntos, de aceptarse, de decirse sus verdades y de saber que en los momentos difíciles no se quedarán solos. Una amistad como ésta no se encuentra en cualquier lado, es tan perfecta que parece salida de un libro… o mejor dicho, de muchos. 

Con olfato histórico

Schulz, como todo buen lomito, sabía oler las noticias en el viento. Los movimientos sociales también influyeron en la vida de la pandilla. Así, el 31 de julio de 1968 nació Franklin, un niño negro, hijo de un soldado activo en Vietnam, que conoce a Charlie en la playa durante las vacaciones de verano. 

El feminismo de los años sesenta tuvo a una gran aliada y representante en Peppermint Patty conocida en español como Patty Pecas o simplemente Patty, un personaje que no se ajusta a las convenciones sociales que dictaban cómo debía actuar una niña o cómo debía vestir. 

No hay que olvidar que la tira de Schulz permeó con tanta fuerza en la cultura popular que su influencia trascendió la Tierra y llegó al espacio. En 1968, cuando la misión Apolo 10 estaba a punto de lanzarse, la nasa bautizó el módulo de mando de la nave como Charlie Brown y el módulo de aterrizaje lunar como Snoopy. Para conmemorar la ocasión, Schulz creó una serie de posters.

Y ya que tenemos la cabeza en el espacio, algunos astronautas llegan a experimentar un síndrome conocido como como “cabeza hinchada con patas de pájaro” o “efecto Charlie Brown”. Consiste en un malestar que genera síntomas similares a los de un resfriado. 

El éxito es música y televisión para sus oídos

Sin duda, una parte fundamental del éxito de Peanuts llegó cuando fue llevado a la pantalla. La unión perfecta. Justo cuando la programación infantil apostaba por series más audaces y dinámicas como La Hormiga Atómica, El Inspector Ardilla o Los Thunderbirds, Peanuts apostó por la congruencia con su clásico humor sencillo y esa profunda observación de la vida que lo caracteriza en la tira cómica.

Un elemento esencial cuando hablamos del éxito de Peanuts está en la música, confeccionada delicadamente por Vince Guaraldi quien comprendió la nostalgia de la serie y la entretejió con notas de jazz. Guaraldi creó clásicos como “Christmas Time is Here” y “Linus and Lucy”, el tema principal; ambas piezas sonorizaron el especial de Navidad, emitido el 9 de diciembre de 1965 en la televisora norteamericana CBS y el primero de 51 especiales animados que realizaron. ¿Cuáles has visto y cuál es tu favorito? 

Peanuts también ha rebasado los bordes de las páginas de los diarios y de los libros, tanto que incluso ahora lo encontramos en los lugares más inesperados. Desde las ya clásicas camisetas y juguetes hasta artículos para perro, figuras de vinil coleccionables, vajillas, libretas Moleskine y hasta floreros. No hay producto que se resista a esta pandilla. Nada mal para una bola de perdedores… perdedores que han conquistado el mundo.

El líder de la manada

El trazo, el humor y la inocencia que Schulz plasmó en sus historias ha sido de enorme influencia para grandes creadores, como el cineasta Wes Anderson, el diseñador Chip Kidd, y para escritores como Patrick McDonnell (Mutts), Jeff Kinney (Diario de Greg) y Bill Watterson (Calvin y Hobbes), entre muchísimos otros. Todos ellos han explorado los más complejos temas desde la óptica infantil. 

Por si fuera poco, la generosidad de Charlie Brown ha permeado todas las áreas del arte. El trabajo de Vince Guaraldi, compositor de la música de las series animadas, ha marcado el jazz contemporáneo y no podemos dejar de pensar en Snoop Dogg, quien recibió ese apodo por el supuesto parecido con el beagle. La imagen de Snoopy y Charlie la puedes encontrar en graffitis y stickers en las calles de las grandes ciudades, y cuando eso sucede no podemos evitar sonreír, como cuando nos encontramos con un viejo amigo. Un graffiti muy curioso es uno que se encontraba en la colonia Roma y que se difundió en redes sociales; en él, Charlie Brown está vestido como el Chavo del 8.

Si hablamos de Charles M. Schulz, hay que decir que el mayor impacto lo tuvo en su propia casa. Era un hombre hogareño que disfrutaba de pasear con sus hijos y compartir su amor por los deportes con ellos. Haber sido un gran padre es uno de sus rasgos más característicos, además, en las aventuras con su familia tenía perfecto combustible para su trabajo.

Ni siquiera Charles M. Schulz se imaginó que el amor por Spike, su perro de la infancia, junto con toda su timidez y sus inseguridades darían vida a la tira cómica más famosa del mundo. Escrita con un humor sencillo y mucha filosofía, Peanuts se tomó por sorpresa al mundo y lo conquistó.

Sus lectores de todo el mundo llegamos a adorar el apego de Linus con su mantita; sentimos la misma angustia que vive Carlitos en sus múltiples fracasos; aprendimos a apreciar a Beethoven casi tanto como Schroeder y envidiamos la sabiduría Lucy, nuestra psicóloga de cabecera.

El 12 de febrero del 2000, horas antes de que su última tira dominical fuera publicada en más de 2600 periódicos a lo largo de 75 países y con 350 millones de lectores, Charles M. Schulz se volvió eterno y sus personajes se convirtieron en uno de los iconos más populares del siglo xx.

 

…Y después de todo esto, al llegar a casa, siempre estará Snoopy esperándonos.+

 

Rodrigo Morlesin (Ciudad de México, 1972), papá de una camada de perros literarios llamados Elvis, Luna y Ranchera.