El mundo según 31 Minutos
Por Lluvia Soto
El 15 de marzo de 2003 la Televisión Nacional de Chile estrenó un noticiero con un toque tan único que, con el paso del tiempo, se convertiría en un suceso memorable como pocos. Humor, inteligencia, sensibilidad y ternura en un programa dedicado a las infancias, ante los televidentes chilenos y posteriormente, gracias a Canal Once, también para el público mexicano: hablamos de 31 Minutos.
Consolidado actualmente como todo un referente cultural que ha acompañado a varias generaciones, esa mirada aguda y entrañable sobre el mundo se originó en la mente de dos seres creativos: Álvaro Díaz y Pedro Peirano quienes, para fortuna de los niños que fuimos, se conocieron en la universidad.
Pedro Peirano conversó con nosotros acerca del origen y vigencia de este disruptivo noticiero.
“Por ahorrarme el peluquero, ahora debo usar sombrero”. Humor absurdo ¿y títeres?
Hablar de Pedro Peirano (Santiago, 1971) es acercarse a una de las mentes más creativas y multifacéticas del entretenimiento en español. Guionista, director, periodista, caricaturista, productor, titiritero, actualmente divide su tiempo entre Los Ángeles y Chile, colabora en múltiples proyectos. Respecto a los inicios de 31 Minutos nos cuenta:
Teníamos que idear un programa para un fondo competitivo chileno que buscaba fomentar la televisión infantil, que prácticamente no existía en Chile. Hicimos varias pruebas, nada salió muy bien.
Lo único fue una nota con algunos títeres que tenía de niño. Álvaro puso uno en su mano y lo convirtió en Juan Carlos Bodoque. Esa nota fue “La Ruta de la Caca” que realmente nos gustó. Entonces dijimos “bueno, si nos gusta esto que es un reportaje, ¿por qué no hacemos todo un noticiero?”.
Me encantaba el humor absurdo cuando era niño, me parecía muy gracioso y especialmente los títeres, ¿pero por qué hicimos un programa de noticias? Porque sabíamos que eran algo que los niños veían con sus padres, porque era el momento en que la familia se reunía. Cuando haces una parodia, la única manera es que la audiencia sepa que es una parodia. Lo primero que hicimos fue crear personajes que eran los personajes típicos de un programa de noticias… empezando con Tulio.
“Mi muñeca me habló, me dijo cosas que no puedo repetir, porque me habla sólo a mí”: los personajes que hablan y crecen por voluntad propia
Los ingredientes básicos que amasaron aquella idea de noticiero fueron el humor y la libertad para crear noticias, sin miedo a evitar temas, incluso dinamitándolos desde la creatividad. Tulio Triviño, Juan Carlos Bodoque, Policarpo… los personajes tienen voces muy claras y definidas ¿Qué tan libre fue su evolución?
Cualquier cosa puede ser una marioneta si le pones un personaje, si le pones ojos. Al principio iba a ser sólo ese humor, no muy centrado en los personajes, pero estos comenzaron a crecer.
En el episodio 7 de la primera temporada, el vanidoso Tulio Triviño espera recibir el premio a “El señor amable” y para mostrar lo amable que es invita al productor de piso: Juanín. Lo elegimos allí mismo, en cinco minutos, nunca pensamos que lo íbamos a usar más. Y de repente, la magia: nos dimos cuenta de que Tulio es más Tulio cuando está con Juanín. Nos dimos cuenta de que la forma de hacer estos personajes iba a ser así, evolutiva, relacional y fue creciendo sin que nos diéramos cuenta.
Entonces éramos tan misóginos que no considerábamos a un personaje femenino, algo común en esa época. Ahora me doy cuenta de que es absurdo. Nos obligaron a hacer a Patana y para divertirnos, la hicimos un dolor de cabeza para Tulio, obviamente, comenzó a crecer. Otro de los más curiosos es Guaripolo. Es un personaje que inventamos para un telemaratón y nos dimos cuenta de que a la gente le gustaba, así que comenzó a aparecer y aparecer, ¡ayer estrenamos un segundo programa de Guaripolo! Ahí ves cómo un personaje crece.
Top top top top top top. De la producción local a la fama internacional
La primera temporada es rara, porque nunca pensamos que el programa iba a ser conocido. Lo hicimos bastante relajados y con muchas ganas de pasar un buen rato, no para nosotros, sino para los niños. Y el programa fue nominado a un importante premio de televisión; luego nos invitaron a Alemania, allí conocimos a unos mexicanos que eran de Canal Once y al mismo tiempo que adquirieron la serie para México, Nickelodeon lo compró para América Latina.
Creo que desde el final de la primera temporada ya sabíamos que podría ser internacional y empezamos a dejar de usar palabras que eran demasiado chilenas y cuando pasó dejó de ser tan libre, porque al principio usábamos la música que queríamos y ahí tuvimos que cambiar a música original.
“Baila sin cesar, baila sin cesar, hasta que aparezca César y lo arruine todo”. La música jugó un papel fundamental en 31 Minutos
Como era un programa de noticias, dijimos “bueno, hagamos un ranking musical”. Queríamos hacerlo de manera bastante precaria, pero era buen amigo de Pablo llabaca —miembro del conocido grupo chileno Chancho en Piedra— y le dije a Álvaro que podría ayudarnos. Nos enamoramos de la musicalidad de Pablo y fue muy importante para atrevernos a inventar canciones. Teníamos temas como “Mi equilibrio espiritual” que sabíamos que podía convertirse en una canción, pero no sabíamos cómo. Luego todos estábamos muy orientados a la creación de las letras, Álvaro se atrevió y comenzó a hacer canciones, él hizo “Mi muñeca me habló”.
Lo más curioso es que la música para nosotros era sólo una parte del programa y luego nos dimos cuenta de que de ahí provino la fama. Las canciones fueron lo primero que se conoció, luego la gente comenzó a buscar el programa, a los personajes y todo.
“Son pololos, son pololos, les decían los demás”. Un idilio geográfico e intergeneracional
El recibimiento en México fue inesperado en su momento y el idilio siempre ha estado estrechamente ligado a la experiencia musical. El hermoso homenaje a Juan Gabriel en esa versión de “Diente blanco” que hizo la producción chilena o el tributo a 31 Minutos, hecha por músicos como Belanova, Natalia Lafourcade y María Daniela y su Sonido Lasser, deja constancia de esta fidelidad. Pedro, ¿cómo fue esta experiencia del tributo?
En México sucedió esta cosa increíble y pensábamos “qué extraño, ¿por qué?”. Recibíamos más mails mexicanos que chilenos. Y muchos músicos mexicanos se enamoraron de la música, como Rubén Albarrán, que ha subido al escenario a tocar con nosotros en algunas ocasiones. Sobre ese tributo a 31 Minutos, ¡no nos enteramos de que existía!, no hicimos nada, ellos lo hicieron y fue una sorpresa.
Una noche, en México fuimos a presentar la primera película de 31 Minutos y esto estaba sucediendo en paralelo. Recuerdo que fuimos al estudio del vocalista de un grupo llamado Liquits, nos invitó a escuchar las canciones y lloramos con cada canción, porque realmente fue una sorpresa. Fue una gran idea, ¡pero qué gran regalo!
Y es fantástico porque, mira, hay muchas cosas que te gustaban de niño y luego te avergonzaron, pero esto terminó siendo algo que los padres comparten con sus hijos, y los padres que llegan a 31 Minutos por los niños no están condenados a acompañar al niño, sino que también se divierten.
“Decidimos explorar nuestro lado intelectual. Si te quieres integrar, un libro debes portar”. Lanzamientos editoriales, exposiciones exitosas y la incursión al streaming
La canción favorita de Peirano es “La regla primordial” que dice: “siempre vamos a la búsqueda de nuevas emociones, nunca hacemos algo que no nos parezca original, es la regla primordial que nos mantiene con vida y ahora que eres de los nuestros nunca más te aburrirás”.
Siempre hay algo nuevo, nunca hacemos algo que no nos parezca original de alguna manera. Ahora comenzamos a hacer libros y me metí completamente, Álvaro es mucho más musical y a mí me fascinan los libros. Me meto mucho en los textos y también hay una escritora fantástica con la que escribimos, María Eugenia Blanco, que es una genio. No lo habíamos imaginado y ahora estamos haciendo varios libros al año.
Sobre la exposición pensamos que en México iría bien, pero fue más que eso, ¡se convirtió en un lugar de peregrinación!
Desde la inauguración del “Museo 31” en el museo Franz Mayer, en Ciudad de México; la llegada de esta exposición a Monterrey —donde permanecerá hasta el 31 de agosto—; los miles de libros vendidos en nuestro país son testimonio de la vigencia de los personajes de este disruptivo noticiero que tuvo cuatro temporadas, la última de ellas estrenada en 2014.
Pedro, para despedirnos, ¿cuál es tu mensaje para los lectores en México?
Bueno, ahora hay muchos libros de 31 Minutos. Recomiendo Calcetín con Rombos Man: el origen (Planeta Junior, 2024) que siempre quisimos contar y ahora está en una novela. Hay algunos libros que dibujé, que son las canciones de 31 Minutos por separado, en este momento hay tres: El dinosaurio Anacleto (Planeta Cómic, 2024), Son pololos (Planeta Cómic, 2024) y Señora, devuélvame la pelota o, si no, no sé qué haré (Planeta Cómic, 2024).
Y nuestra primera aventura en streaming, una película que va a salir en diciembre en Amazon Prime: Calurosa Navidad. Veremos qué pasa. Ése es el mundo ahora.
¿Hay algo que ya has leído, que te gustaría recomendar?
Un mes en el campo, de J. L. Carr (Tusquets) e Indigno de ser humano de Osamu Dazai (Satori), que me fascinó. Siempre recomendaría ése. Ahora hay una edición súper bonita en español.
Saludos a Tepotepo, Elemento, Maletín, Mente en Blanco, James Bond, Yonofuí, Neumatec y Cortachurros.+
Lluvia Soto. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas. Ha dedicado más de una década a la gestión de experiencias culturales y de reflexión en torno a la literatura y al cine, así como a la formación de públicos infantiles y juveniles en estas disciplinas.