La memoria de Miep Gies llega a México en un estremecedor monólogo polaco

La figura discreta y heroica de Miep Gies —la mujer que protegió a Ana Frank y preservó su diario— regresa al escenario público en México gracias a Lo siento todos los días (Every Day I Feel Sorry), un monólogo polaco que por primera vez cruza el Atlántico para confrontar al público con una de las historias más dolorosas de la Segunda Guerra Mundial. La obra, escrita por el dramaturgo Artur Pałyga y protagonizada por la actriz Karolina Gorzkowska, forma parte de la nueva edición del DramaFest, que en 2025 tiene a Polonia como país invitado.

Con dos únicas funciones y entrada libre —el 7 de diciembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (CDMX) y el 9 de diciembre en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad de Monterrey—, esta pieza de 65 minutos propone una experiencia escénica intensa que combina poesía, memoria y testimonio histórico para reconstruir la voz de una mujer que, durante décadas, rehuyó el protagonismo.

Una vida suspendida en un instante

El punto de partida del monólogo es tan simple como brutal: Miep Gies, ya cercana a los cien años, cae en una residencia de ancianos en Ámsterdam. En la fracción de segundo antes de tocar el suelo, su vida completa se abre paso en escena. El recurso dramatúrgico permite que Gorzkowska despliegue una interpretación contenida y devastadora, donde cada gesto cotidiano —cerrar una puerta, repartir una ración, guardar silencio— se transforma en una decisión moral extrema.

La obra, cuyo título original es Każdego dnia jest mi żal, fue traducida por Kamila Łapicka y dirigida por Katarzyna Dudzic-Grabińska en colaboración con la propia Gorzkowska. El diseño escenográfico corre a cargo de Anna Miszczyszyn, la iluminación es de Wojciech Gieroń y la música de Dawid Sulej Rudnicki. La producción residente en México está liderada por Joshua Varela y Omar Flores, quienes han trabajado de la mano con el equipo polaco para adaptar la pieza al contexto local sin perder su crudeza original.

Pałyga construye un texto que oscila entre la confesión y la denuncia, un testimonio que no pretende absolverse. Miep habla de la traición, de la culpa, del miedo convertido en rutina; pero también de un sentimiento que la acompañó hasta el final: “Siento lástima por ella todos los días”, en referencia a Ana Frank. Esa frase, casi un susurro, es el eje moral del montaje. La compasión como motor del recuerdo.

La joya polaca del DramaFest

Desde su fundación, el DramaFest se ha consolidado como una de las plataformas más importantes para la dramaturgia contemporánea en México. Su vocación —tender puentes entre creadoras y creadores de distintas geografías— encuentra en esta edición uno de sus puntos más altos. Polonia llega con lecturas dramatizadas, talleres y montajes completos que dan cuenta de la vitalidad de su escena actual; sin embargo, Lo siento todos los días destaca como la pieza más sólida, conmovedora y depurada de la programación.

El montaje ha cosechado elogios en diversas ciudades europeas por la forma en que condensa un episodio histórico ampliamente conocido en una experiencia emocional íntima. No se trata de recontar lo sucedido en el Anexo Secreto, sino de examinar las grietas psicológicas que dejó la ocupación nazi en quienes sobrevivieron y en quienes, desde el anonimato, arriesgaron todo para proteger a otros.

La llegada de la obra a México no solo amplía el diálogo entre ambas escenas teatrales, sino que también pone sobre la mesa una reflexión incómoda y necesaria: ¿qué hacemos con la memoria cuando se vuelve demasiado pesada?, ¿cómo se habita la culpa de haber sobrevivido?, ¿cuál es el precio moral de la compasión?

Con Lo siento todos los días, la voz de Miep Gies —tan silenciosa durante tantas décadas— encuentra, por fin, un espacio de escucha en México. Y lo hace con un montaje que no pretende consolar, sino recordar. Porque hay heridas que, como escribe Pałyga, solo pueden narrarse desde el borde del abismo.

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