Entre fotones y plegarias: el universo según David Vallejo
Tras la publicación de El arquitecto de sombras (Syntaxis / New Mind Group, 2025) su primera novela, David Vallejo regresa con un libro completamente distinto: Cuentos desde el fin del tiempo (New Mind Group, 2025). Si en su debut exploró la oscuridad interior, ahora amplía su mirada hacia el universo.
Se trata de un volumen de catorce relatos que dialogan entre sí y reflexionan sobre la memoria, el amor, la conciencia y la permanencia. Vallejo expresa que lo escribió en dos semanas, movido por la urgencia de quien siente que el tiempo se agota. Inspirado por autores como Asimov y Ted Chiang, combina física cuántica e inteligencia artificial con emoción humana.
“Cuentos desde el fin del tiempo es una exploración del universo y de la conciencia humana”, explica Vallejo. “Son historias que ocurren en los límites de lo posible, donde la ciencia se vuelve metáfora y la emoción adquiere peso físico. Quise unir la precisión científica con la fragilidad de lo humano”.
Desde niño, el escritor encontró en la ciencia ficción un espacio de reflexión. “Asimov me enseñó la ética de la curiosidad, Bradbury la poesía de la tecnología, Le Guin la dignidad de lo diferente, Dick la duda sobre la realidad y Chiang la perfección de la idea”, dice. “No escribo para describir el futuro, sino para recordarle al presente que no lo ha entendido todo”.
Algunos de sus relatos muestran ese cruce entre ciencia y humanidad: en “El último fotón”, un fotón contiene la memoria del universo; en “El espejo de Schwarzschild”, un grupo de científicos entra en un agujero negro y encuentra del otro lado una versión poética del cosmos.
El título del libro, explica Vallejo, responde a una idea: “El fin del tiempo no es una catástrofe, sino una posibilidad. Quise escribir desde ese punto en que todo se apaga y, aun así, algo persiste: la curiosidad”.
La inteligencia artificial y la música vuelven a ser temas centrales en su obra. “La IA me interesa porque nos obliga a pensar qué significa sentir, y la música porque recuerda que hay cosas que no necesitan explicación. Una intenta reproducir la emoción; la otra, provocarla”.
Después de escribir tanto sobre el tiempo el autor redefine este concepto y la manera de percibirlo. “El tiempo no es una línea, es un eco que regresa distinto cada vez. Escribir este libro fue aprender a escuchar ese eco. Descubrí que la eternidad no es duración, sino intensidad”.
Para Vallejo, el hilo que une los cuentos es la memoria: “Cada relato muestra a alguien que intenta recordar aunque todo se haya extinguido. En el fondo, todos somos eso: un intento de no ser olvidados”.+
