Azúcar de niñ@. #ColumnaVerteatral

"Siempre tengo en el corazón la imagen de Alice, mi primera amiga niña, la que fue mi ideal durante tantos años. Desde entonces, he tenido decenas de amigas niñas, pero con ellas todo ha sido diferente". Lewis Carroll

De manera genérica, se considera abuso sexual infantil a toda conducta en la que un menor es utilizado como objeto sexual por parte de otra persona con la que mantiene una relación de desigualdad, ya sea en cuanto a la edad, la madurez o el poder.

Pasado el abuso, el silencio se convierte en el peor enemigo de las víctimas, porque la falsa paz que propicia el no decir ni escuchar nada, resulta el lugar más cómodo para los afectados directa e indirectamente por el abusador. Cuando la víctima del abuso es una niña o un niño, la posibilidad de que el silencio acabe imperando, es todavía más probable.

Los domingos, entre la oferta teatral de la Ciudad de México, una puesta en escena se lanza de cabeza en contra del silencio y el tabú que rodean al doloroso y familiar (en el amplio sentido de la palabra) fenómeno del abuso sexual infantil.

Y es que, sobre el panorama actual y futuro del teatro mexicano, contrastan visones optimistas y pesimistas, pero en el apartado del teatro para niños que se hace en México, el optimismo puede ser más osado. Desde hace un par de décadas, en nuestros escenarios han proliferado las propuestas que parten de la antiguamente impensable premisa: los niños no son idiotas.

Es este el caso de la valiente apuesta que cada domingo se arroja desde las tablas del teatro Helénico, y que pretende hablarle frontalmente a hijos y padres sobre un tema tan doloroso e incómodo como pocos. A partir de la pregunta “¿Qué son las caricias?” el espectador se va adentrando en un punzante laberinto de miedo, silencio y confusión, desde la mirada de una niña, víctima de abuso sexual.

En “No tocar” conoceremos a Liz y a María, dos niñas de ocho años (edad mínima requerida para los espectadores), que además de ser mejores amigas, comparten un enorme, un inmenso secreto: Una de ellas es acariciada contra su voluntad, por un personaje adulto.

La dramaturgia corre a cargo del incisivo escritor hidalguense Enrique Olmos de Ita, que en esta ocasión funge también como director y consigue una buena cantidad de imágenes muy potentes que traducen estupendamente la incertidumbre y el temor que envuelven a los personajes centrales. A pesar de que en algunos momentos podría parecer algo saturada de recursos, es comprensible que la puesta en escena reinvente su lenguaje constantemente para no soltar la atención del público infantil que, por lo general, no está acostumbrado a sumergirse en temas tan complejos como este.

A nivel actoral, creo que el montaje padece de un tránsito algo irregular. Específicamente en los personajes de las niñas, que por momentos recaen en lugares comunes a nivel interpretativo.

La predilección por la narrativa del propio Olmos, es bien resuelta en su montaje y la progresiva revelación de los personajes adultos es muy afortunada.

Para los espectadores, presenciar “No tocar” junto a sus hijos, sobrino o nietos, conlleva la significativa responsabilidad de no callarse saliendo de la función y brindar las respuestas que seguramente los niños reclamarán. El teatro más efectivo no es el que gusta o el que no gusta, sino el que funge como detonante de procesos emocionales e intelectuales en su público, sin importar la edad de éste.

Sin duda, la mayor virtud de “No tocar” es tocar sin miedos el tema del abuso infantil. Ahora hace falta la valentía en más adultos que se atrevan a llevar a sus niños a ver esta obra de teatro.

Por Fernando Bonilla (teatrero chilango).

Mascultura 26-Sep-14

"No tocar"
Dramaturgia y dirección: Enrique Olmos de Ita 
Con: Goreti Monterrosa y Aly Casco / Alejandra Luna. 
Para mayores de 8 años
Funciones: Domingos 13:00 horas
Teatro Helénico (Av. Revolución 1500, Col. Guadalupe Inn, Ciudad de México)
Teléfono: 41550919
Entrada General $100
www.helenico.gob.mx