Glastonbury: la magia que podría salvar al mundo
19 de octubre 2019
Yara Vidal
“Hay muchos caminos diferentes que llevan a nuestra Jerusalén inglesa, ‘la tierra más sagrada en Inglaterra’. Podemos acercarnos a ella mediante el fácil camino de la historia, que nos conduce por un rico país, ya que casi no existe ninguna etapa en el relato espiritual de la raza humana en la que Glastonbury no haya jugado algún rol. Su influencia recorre y se entrelaza como un hilo de oro, con la historia de nuestras islas. La voz de Glastonbury se oye dondequiera que las fuerzas místicas se hagan sentir en nuestra vida nacional”.—Dion Fortune (Glastonbury: Avalon of the Heart)
La leyenda
Avalon, la mítica isla celta, es un paraíso de otra dimensión, donde la sacerdotisa principal reina para siempre por encima de todo. Su dominio es tremendamente respetado. La leyenda dice que Avalon deriva de la palabra Avalloc o Avalach, un semidiós celta que reinó el inframundo junto a nueve reinas hadas. Avalon también significa huerto o isla de manzanas, ya que la manzana se ha relacionado con las diosas en muchas mitologías —la importancia de la energía femenina en este reinado es vital—. Diversos escritos de principios del siglo xvi indican que, según las tradiciones artúricas, este lugar está situado en Glastonbury, en Somerset, al sur de Inglaterra, donde una colina llamada Tor se eleva como una isla en medio de los pantanos (cuando esta zona estaba sumergida en agua).
Al caminar en Glastonbury se van cruzando las realidades, el tiempo se percibe diferente, la gente está en otra frecuencia, es como si supieran estos personajes kármicos que irás y te recibieran cada quien con alguna historia que te conectará con las realidades sutiles. En lo físico y lo espiritual transitas una ciudad sagrada. Es un espacio que evoca nobleza, un reino de justicia, balance con la Madre Tierra, el origen de la creación, un matrimonio perfecto entre Cielo y Tierra.
No es el espejismo de una tierra mítica, Avalon existe más allá de nuestro entendimiento; es un mundo espiritual que se percibe si aceptamos que hay realidades que no solo son físicas. No está en la tercera dimensión, por lo tanto no es tangible con los cinco sentidos, pero sí con la conciencia. Vive en la quinta dimensión, donde se experimenta el sentido de la unidad. No hay soledad, no existe ese concepto ni se siente la separación de la fuente. Para entrar allí se necesita sintonizar con la frecuencia de este plano, con el cuerpo astral abriendo el corazón. En Glastonbury se adelgazan las capas etéricas para que entendamos que hay otras dimensiones con conciencias más elevadas y con aprendizajes listos para transmitirse, a veces en meditaciones, a veces en sueños y a veces caminado. Son ciudades de luz (hay muchas en el planeta), que están en unas octavas de frecuencias, como Telos en el Monste Shasta, Aurora en Uruguay, Montrat en Montserrat, y luego, otro entramado más elevado está Shambala, y en otro plano está Avalon.
María Magdalena
Dion Fortune (1890-1946) —gran ocultista, escritora e historiadora británica— nos relata, sobre el origen de la Iglesia de Inglaterra, que en esas islas hubo una cristiandad antes de que Roma organizara todo, una iglesia celta que no reconoció al Papa, salvo como uno entre muchos
obispos: “La historia nos dice que la cristiandad llegó primero a estas islas desde Irlanda (San Patricio), pero la leyenda nos dice que vino directamente de Palestina. Sea como fuere, fue en Avalon que la cristiandad vio primero la luz del día en estas islas, y la antigua iglesia de mimbre fue su cuna.”
Los historiadores descubrieron que María Magdalena y José de Arimatea llegaron con Josefo (el hijo menor de María Magdalena y Jesús) y otros peregrinos al oeste de Inglaterra en el año 63. El rey Argiragus de Siluria los apoyó donándoles casi 600 hectáreas de tierra, en las que construyeron una pequeña iglesia de barro. Posteriormente, Patricio anexó una capilla que aún ostenta los murales que él mismo pintó. Con el paso de los siglos creció hasta ser una hermosa abadía, cuya energía, aún hoy, aunque sean ruinas, abstrae a la gente que es llamada a venir.
Dentro de los pasajes de lo que hicieron a su llegada, se relata que José de Arimatea, al llegar a una colina que hoy se llama Wearyall Hill (por la preocupación de saber a dónde habían llegado) sembró un arbusto que produce espinas con cruces. Los lugareños cuentan que cada navidad la reina Isabel pide un pedazo de los arbustos para poner en su mesa. Hay diversos arbustos The Holy Thorn, que están sembrados a los largo de Glastonbury, cuyas pruebas han revelado que efectivamente fue sembrado hace más de dos mil años y que provienen de la zona de Palestina. Algunos de ellos han sido quemados (incluso el de Wearyall Hill, hace poco) porque hay algunos grupos que no quieren que se diga que la Iglesia cristiana comenzó allí.
Laurence Gardener, el internacionalmente reconocido historiador y genealogista británico, publicó El legado oculto de María Magdalena (Ediciones Obelisco), donde remonta la genealogía del rey Arturo a Jesús y María Magdalena, así como a la línea de José de Arimatea, hermano de Jesús. Podría sonar a fantasía, pero cuando nos adentramos en la magia de éste lugar, todo se percibe posible.
Aquí María Magdalena nunca es confundida con una prostituta — ella no fue la pecadora redimida por Jesús—, por el contrario, ella es la reina madre, quien en la tradición celta da y recibe, en equilibrio con toda la Creación. Ella es el Santo Grial, quien portó el mensaje del amor cristiano hasta estas tierras. Esta visión la encontramos en nuevos libros que reinterpretan su papel y la liberan de la visión religiosa que la hizo callar por siglos, al igual que en la película de 2018 escrita por Helen Edmundson y Philippa Goslett, y dirigida por Garth Davis, es un ser espiritual, una figura central en las bases del cristianismo, más allá de roles de género y más allá de ser la pareja de alguien. Ella, como una de los apóstoles, es quien en amor se redime a sí misma y a quien quiera entender el mensaje del verdadero amor, el que salva y transforma todo.
Arturo, el Rey
Las brumas de Avalon han cubierto muchos mitos, el más famoso es el del Rey Arturo, quien hoy sigue inspirando a seguidores a recrear su vida e incluso adentrarse en la magia celta, que se cree practicaba con la poderosa hechicera Morgana, su media hermana, y por supuesto, con Merlín, quien vino a pasar sus últimos años a este sagrado lugar.
Tras la batalla con Mordred, Arturo, moribundo, fue llevado a Avalon por Morgana, quien vela su cuerpo hasta hoy. El cronista medieval Giraldus de Cambrai relata que Henry de Blois financió una búsqueda para encontrar sus restos, y se halló un ataúd con la inscripción: Hic
iacet sepultus inclitus rex Arthurus in insula Avalonia (“Aquí yace sepultado el notable rey Arturo, en la isla de Avalon”).
Los restos se encontraban en la abadía de Glastonbury, y miles de peregrinos fueron a buscarlo hasta que Enrique VIII se separó del Vaticano, la Abadía, sufrió irreparables daños. Se dice que los monjes, tratando de proteger al rey Arturo y a su esposa Guinevere, enterraron sus cuerpos en el bosque para evitar que fueran profanados. Con la destrucción de la biblioteca se perdieron miles de libros sagrados; muchos de ellos contenían información que tal vez hoy consideramos fantasía, pero eran de gran importancia para el desarrollo de la humanidad.
El Grial
Al ser usado para tomar la sangre de Cristo en su crucifixión, el Santo Grial es el receptáculo de la eucaristía, el alimento de la vida eterna. La búsqueda de los templarios en esos romances cantados por trovadores, sobre las damas de la corte, los caballeros de la Mesa Redonda dando todo por el Santo Grial, lo vieron como su más pura misión para que trajera el conocimiento del alma y la vida eterna. Dice Tennyson: “La copa, la copa en sí de donde nuestro Señor tomó en la última triste cena con su gente, en la bendita tierra de Arimatea, después del día de la oscuridad, cuando los muertos vagaron sobre Moriah, el buen santo José de Arimatea, la trajo a Glastonbury”.
La leyenda dice que José de Arimatea enterró el cáliz en el bello jardín de Challice Hill, transfundiendo así poderes sanadores en las aguas que de ahí brotan. El día de hoy se puede visitar, meditar y probar sus aguas salutíferas. Podría ser que el cáliz sólo sea un espejo que nos da imágenes del pasado y de un futuro que aún no conocemos, porque en todas las culturas, en todo sistema de creencias, todos buscamos la verdad final, la última llave del misterio de la vida y la muerte.
Tor
Una colina cónica de unos 150 metros se levanta coronada por el campanario de una iglesia, llamada la Torre del Arcángel Miguel.
Los mitos asociados con Tor son extraordinarios. Se le ha llamado la Montaña Mágica, el castillo del Grial, el Hades, un centro de iniciación druida y un fuerte arturiano. Estos mitos siguen vivos el día de hoy en Tor. Es un punto energético muy importante. Tiene un laberinto hecho a un costado por druidas. En la actualidad se transita el mismo camino, y siempre debe pedirse permiso para subir. Se dice que se transforma quien quiere hacerlo antes de subir y en su cima hay un portal muy poderoso.
Allí se dejan las limitaciones como humanos, para trascenderlas. Al ir subiendo, el cuerpo se siente pesado, y el tiempo parece no transcurrir. El mismo espacio te hace consciente de todo lo que puedes hacer y aun así no te atreves a usar tus poderes. Todos los que lo desean se transforman y aquí es más fácil, ya que convergen más de 100 puntos magnéticos, y la más importante línea Ley que conecta Avalon con el monte San Miguel, en Cornualles, y los grandes círculos de piedras de Stonehenge y Avebury. Las personas sensibles pueden sentir la energía de este lugar poderoso, sabiendo que allí hay poderes mágicos especiales listos para surtir su efecto.
Aquí yace la magia
Es como un futuro presente, donde los seres que viven en la quinta dimensión nos envían información sobre cómo puede evolucionar la humanidad. Es un plan del futuro, pero también una semilla del pasado que se guardó a través de las historias orales, después en mitos, en libros, y ahora en arquetipos. La humanidad necesita el contacto con estos planos dimensionales; por estos espacios es donde se accede a la evolución del entendimiento. Nadie llega a Avalon por casualidad, y cuando se visita Glastonbury todos decimos que es como regresar a
casa. Uno regresa de ese lugar con un entendimiento de comunidad global, es recordar los cimientos de la verdadera humanidad, del respeto por todo, de amor por la unidad, de honor, de compartir y poner el corazón arriba del ego.
Conectar con el corazón que derrumba la indiferencia podría suponer que este planeta pueda trascender la dualidad o no. Las sociedades han perdido contacto con su esencia divina, pero podemos recobrarlo, es nuestro derecho divino. Avalon nos hace recordar cómo volver al origen. Abre tu corazón. Ábrete a la magia. Déjate guiar por el amor. +