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Matemáticas, amor y crimen en una monumental novela sobre Pitágoras

De vez en cuando cae bien la lectura de una de esas novelas escritas con enjundia y pulcritud en donde el misterio, la intriga y el suspenso logran mantenernos en vilo, romper la barrera del tiempo. Una de esas novelas que saben que la literatura, además de ser un vehículo del conocimiento, es una forma del entretenimiento tan placentera como entrar al cine o ir de paseo. Una de esas novelas con tramas sugerentes, personajes bien delineados y sucesos descritos con rigor e inteligencia, siempre al servicio de aquella tensión primigenia que logra suscitar en el lector la necesidad de seguir leyendo, de no soltar el libro hasta el final. Cuando el adecuado manejo del lenguaje se mezcla con el oficio narrativo, el milagro de las letras se vuelve contagioso y, una vez contagiado, ya no hay marcha atrás, se estará enfermo de literatura para siempre. Hay novelas que, proponiéndoselo o no, logran esa iniciación, crean lectores mediante una historia atractiva, seductora, a veces basada en hechos reales pero invariablemente configurada a partir de la imaginación de su autor. Por sus numerosas virtudes, “El asesinato de Pitágoras“de Marcos Chicot podría ser una de ellas. Publicada originalmente en formato electrónico, aparece ahora en papel debido al éxito rotundo que ha tenido entre decenas de miles de lectores de habla hispana.

Gracias a una exhaustiva investigación documental que le tomó varios años de trabajo, Chicot nos ofrece, a la par que un thriller de gran intensidad, un fresco muy completo de la vida en la antigua Grecia, una minuciosa descripción de Cartago, una crónica de guerra entre Crotona y Síbaris (la ciudad desaparecida de los sibaritas) y un retrato puntual de Pitágoras, uno de los sabios más influyentes de todos los tiempos. La acción —nunca mejor dicho en una novela de este tipo— transcurre en el año 510 a. de C., en el seno del círculo pitagórico de donde saldrá, previa elección, el sucesor del gran maestro encargado de acrecentar su legado intelectual y de propagar sus conocimientos matemáticos y morales. Dado que los pitagóricos ejercen una influencia considerable en la sociedad, envidiada incluso por las autoridades oficiales, la decisión del maestro no es baladí, sino un asunto de capital importancia que provocará confabulaciones, intrigas y enconos de toda clase. Así, antes de que el viejo Pitágoras sopese las virtudes y defectos de sus seis discípulos más avanzados y tome la decisión final ocurrirán una serie de asesinatos que le obligarán a contratar a un investigador para esclarecer los crímenes y detener al culpable, tan inteligente y sagaz como él mismo. Asistido por la bella e inteligente Ariadna, hija del viejo sabio, Akenón se encargará de las investigaciones y de sortear una serie de acontecimientos que pondrán en riesgo su vida. Cabe señalar, por supuesto, que entre Ariadna y Akenón surgirá un tórrido romance que le agregará a la novela un atractivo mayor.

Además de estos personajes, el lector se encontrará con Glauco el sibarita, el siempre sospechoso pero inocente Bóreas, el colosal Milón de Crotona, el genio matemático Evandro, el resentido Cilón, el misterioso y astuto Daaruk y una buena cantidad de mercaderes, esclavos y ciudadanos que enredarán todavía más la trama, dejando casi para la última página el descubrimiento de la identidad del asesino, luego de un periplo en el que la sagacidad, lucidez y buena suerte de Ariadna y Akenón los lleven al lugar indicado. Novela histórica, didáctica introducción a la filosofía pitagórica y thriller extraordinario, “El asesinato de Pitágoras” es, pues, una monumental novela en la que convergen las pasiones más bajas y sublimes del hombre: el amor, la templanza, la envidia, la venganza, el ansia de poder, la lealtad y el rencor. Una pieza literaria de notable manufactura que a pesar de su extensión no se podrá dejar de leer hasta el final.

– Marcos Chicot: “El asesinato de Pitágoras”. Barcelona, Duomo, 2013, 658 pp.

Por Lobsang Castañeda

Mascultura 10-Jul-14