¿Qué fue de Caperucita Roja, Hansel, Grettel y el capitán Garfio? Descúbrelo en DRAGONES DE ÉTER I
De alguna u otra forma ustedes se habrán relacionado, durante su infancia, con la trágica historia de la Caperucita Roja, las desventuras de los pequeños hermanos Hansel y Gretel o la eterna rivalidad entre Peter Pan y el temido Capitán Garfio. Y aunque la cualidad de muchas de estas historias sea la constante transformación, tendremos en mente algún final parecido.
Sin embargo, ¿qué habrá sucedido después de esa conclusión que recordamos de los relatos? ¿Qué fue de Caperucita después de haber sido rescatada, de los hermanos tras el trauma del secuestro o de Garfio con el cocodrilo siguiéndolo hasta el fin del mundo?
Raphael Draccon, movido por cuestionamientos parecidos, nos presenta el “continuará” de esas historias que ostentaban un final, en muchos casos, feliz. “Dragones de Éter I: Cazadores de brujas” (Random House Mondadori, 2013) reelabora las historias y las dispone en un tiempo y en un espacio distintos para crear un mundo llamado Nueva Éter.
“Dragones de Éter I” es la historia de Ariane, María y João, los sobrevivientes en las historias conocidas de la niña con caperucita roja y los hermanos encantados por las delicias de una casita de dulces, respectivamente. Tras las tragedias superadas, todos viven en una aparente tranquilidad a punto de ser quebrantada por el pirata Jamil, Corazón de Cocodrilo, quien está decidido en enfrentarse al Rey Primo Branford y toda la familia real.
Raphael Draccon se apropia de lo que él considera la imaginación colectiva de la humanidad para crear un mundo mágico que explica historias ya conocidas y las impulsa a una segunda parte. Sin considerar el resto de los libros que conforman esta trilogía, la primera entrega de “Dragones de Éter” construye lo que pareciera la constante en el universo: no existe un espacio ni tiempo completamente bueno ni malo, pues son dos formas de estar condenadas a convivir en cada momento y en cada página.
“Dragones de Éter I: Cazadores de brujas” expone un periodo apacible, sin tanto de haber salido de una encarnizada disputa entre el bien y el mal; o el amor y el odio, como se dirá en el mismo libro: los dos grandes motores de muchas de las acciones ejecutadas cotidianamente. ¿O no consideran que estas son fuertes razones que motivan a la gente a incursionar por distintos senderos? Desde el acto más loable, hasta la guerra más atroz. Y sí, no siempre el amor es lo bueno y viceversa. Aquí todo se puede entremezclar sin dejar fronteras distinguibles entre sí.
Quizá, en Nueva Éter, se haya superado una de las etapas más oscuras después de la llamada Cacería de Brujas; puede que la tranquilidad se haya logrado restablecer tras el derramamiento de sangre. Sin embargo, en el reino de Arzallum no todo ha terminado, no hay que olvidar que nuestro creador en Nueva Éter no está conforme con los finales de las historias condenadas a transformarse y a seguirse contando.
Como dijo alguna vez otro creador de mundos, en otro mundo: Nada termina nunca.
Por: Rolando Ramiro Vázquez Mendoza
Imagen: Portada del libro “Dragones de Éter I: Cazadores de brujas” de Raphael Draccon.
Mascultura 24-Oct-2013