EL CISNE NEGRO ¿Por qué es disfraz de Halloween?

Darren Aronofsky es probablemente un director incomprendido y lo es por las razones menos obvias. A algunos directores o guionistas se les dicen visionarios, algo que normalmente significa que en su tiempo no son reconocidos en ningún momento pero que en el futuro son objeto de admiración y de respeto. Aronofsky, con esa oscuridad tácita y con esa violencia rebuscada que lo caracteriza, está del otro lado, en el que se confunde una de sus películas con algo a lo que no quiso estar vinculado.

El cisne negro es uno de los mejores ejemplos. Se trata de una fábula, una fábula femenina. Se habla efectivamente de control, de obsesiones, de competencia, de rivalidades, de paranoias, de pesadillas y de oscuros deseos. Pero de ninguna manera es la bonita historia de una bailarina que superando todas las dificultades concreta uno de sus sueños de infancia. Muchos quisieron leer así la película y muchos lo hicieron incluso antes de entrar a verla, lo que llenó las salas de madres, tías y abuelas que si bien quedaron fascinadas por las “escenas de esfuerzo” y las de “baile y danza”, nunca comprendieron por qué una chica tan dulce como Natalie Portman se portaba así con otra tan guapa como Mila Kunis. Tampoco alcanzaban a entender que las pesadillas se mezclaran con la realidad en una historia que tenía que terminar con la escenificación de El lago de los cisnes.

Es cosa de abrirse un poco y ver que en la relación de estas dos mujeres (sumando incluso a la obsesiva madre de una de ellas) hay más de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde que de un sueño de superación y belleza; que hay más de El retrato de Dorian Gray que de danza y de arte escénico. Aronofsky entregó con El cisne negro, una vez más, una visión poco esperanzadora del sueño americano, una revisión de lo peor de un sistema de vida que oprime tácitamente. Es, ya con todos los ingredientes, una película de terror y de ahí que su director sea un incomprendido. Todos vieron otra cosa mientras él repasaba el terror más psicológico, muy a la Polanski, mucho a la Friedkin, poco fantasioso, sólo lo suficiente, dando lo necesario para generar un fenómeno extraño.

Desde hace un par de años los disfraces más populares entre niños y jóvenes adultos en Estados Unidos, todos para Halloween, son los que reproducen el estilo de Nina Sayers, la Reina Cisne interpretada por Natalie Portman. Desde hace un par de años esas plumas negras, esos ojos inyectados, esos párpados deformes, esa sonrisa malévola que hizo que muchas abuelas dudaran de querer llegar al final de El cisne negro, se pasean por la noches de Halloween en Estados Unidos, homenajeando al incomprendido Aronosfky que, viéndolo así, quizá no lo sea tanto.

Por Erick Estrada www.cinegarage.com

Imagen: Portada del DVD de El cisne negro.
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