Una escritora en el centro de la escena: Gillian Flynn

Gillian Flynn es una escritora y periodista estadounidense nacida en 1971. Su creciente éxito e influencia han aumentado desde que publicó su primera novela, Sharp Objects, en 2006. La misma, un año después fue finalista del Premio Edgar Allan Poe de novela negra, reconocimiento que ha recibido desde Agatha Christie, hasta Stephen King y Sue Grafton. El siguiente año recibió el premio Fleming Steel Dagger a mejor novela de suspenso.

Gillian Flynn, con su tercera novela, Gone Girl (Perdida), registró más de dos millones de ventas. La cadena 20th Century Fox adquirió los derechos para lanzar una versión cinematográfica de la novela en el año 2014. Dirigida por el conocido cineasta, David Fincher, la película que conservó el título original y fue protagonizada por Ben Affleck, Rosamund Pike y Neil Patrick Harris.

Actualmente, la autora cuenta con aproximadamente 13 millones de lectores alrededor del mundo. Y en medio de ese mar de mentes, Gillian acaba de publicar Lugares oscuros (Penguin Random House), novela de la que les compartimos este fragmento:

“— ¿Sabes a cuánta gente le gustan los misterios? ¿O está enganchada a los blogs de crímenes reales? Bueno, pues en este club hay mucha gente así. Cada uno tiene un crimen que le obsesiona: Laci Peterson, Jeffrey MacDonald, Lizzie Borden…, tú y tu familia. Vuestra historia es una de nuestras preferidas. Por no decir la que más. Más que la de JonBenet. —Me pilló haciendo una mueca, y añadió—: Una verdadera tragedia. Y tu hermano en la cárcel por ¿cuánto, veinticinco años?
—No sientas pena por él. Mató a mi familia.
—Está bien. —Chupó un cubito de hielo de su batido—. Pero ¿has hablado alguna vez con él sobre aquello?

Sentí que me ponía a la defensiva. Hay personas por ahí que juran que Ben es inocente. Me mandan por correo recortes de periódicos que hablan sobre él, pero nunca los leo; los tiro en cuanto veo su fotografía, con la melena roja sobre los hombros en plan Jesucristo, enmarcando su cara resplandeciente, llena de paz. A sus cuarenta y tantos. Nunca he ido a verlo a la cárcel. Su prisión actual está, convenientemente, a las fueras de nuestro pueblo —Kinnakee, Kansas—, donde cometió los asesinatos. Pero no soy una nostálgica.

La mayoría de los fans son mujeres. Orejudas y dentonas, con traje chaqueta, peinadas con permanente y de labios apretados. De vez en cuando se presentan en mi puerta con los ojos demasiado brillantes, y me dicen que mi declaración fue errónea. Que estaba confusa, que me manipularon, que mentí cuando juré —a la edad de siete años— que mi hermano era el asesino. […]

—No, no hablo de Ben. Y si la cosa va de eso, no me interesa.
—No, no, no. Es como una especie de convención. Simplemente tendrías que venir y dejar que te hiciéramos preguntas. […]

—Quiero mil dólares.
—Puedo darte setecientos.
—Setecientos está bien —dije.
—Excelente. Y habrá un montón de gente aficionada a coleccionar objetos, así que tráete algunos souvenirs, cosas de tu infancia que quieras vender. En total, puedes sacarte dos mil fácilmente. Sobre todo con las cartas. Cuanto más personales mejor, claro, y si es posible, cercanas a la fecha de los asesinatos. El 3 de enero de 1985. —Dijo la fecha como si la repitiera a menudo—.

Trae también alguna cosa de tu madre. La gente está realmente… fascinada con tu madre. La gente siempre lo estaba. Todos querían saberlo: ¿qué clase de mujer es asesinada por su propio hijo?”

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MasCultura 17-oct-16