“Sin esperanza, llegan los comportamientos destructivos”: Mark Manson lanza su nuevo libro
Texano de Austin, y graduado en Finanzas por la Universidad de Boston, Mark Manson comenzó en 2009 un blog en el que escribía consejos a los hombres para conseguir citas. En 2014, markmanson.net ya recibía 400,000 visitas al mes. Dos años más tarde el promedio mensual de visitas era de 2 millones y el doctor corazón disertaba, además, sobre cultura, estilo de vida, relaciones personales y psicología. Según él mismo, su sitio brindaba “consejos sobre desarrollo personal que no apestan”.
“El secreto del propósito de la vida —dice en su blog— radica en contestar de un modo totalmente honesto esta pregunta: ¿Cuál es tu sabor favorito de sándwich de mierda?” Su estilo franco y abierto lo hicieron sumamente popular desde un inicio. Su primer libro, Models: Attract Women through Honesty vendió 15,000 copias sólo en el mundo anglosajón en sus dos primeros años. A ese libro siguió El sutil arte de que te importe un caraj*, y fue un éxito mayor, a nivel internacional: desde ese año se mantiene en las listas de los más vendidos de casi todas las tiendas electrónicas y físicas.
Hoy lanza Manson lo que promete ser un tercer éxito editorial: Everything is F*cked; los traductores de la península ibérica traducen Todo está j*dido, pero sabemos bien que en nuestras tierras sonaría a algo como Ya valió v*rga. El caso es que el universo nos sonrió y pudimos hacerle unas preguntas a este joven y exitoso gurú.
¿Es Everything is F*cked una continuación de El sutil arte de que te importe un caraj*?
Sí, algo así. Yo lo pongo así: si El sutil arte fuera un libro de álgebra, Everything is F*cked sería el de cálculo. Usa los mismos conceptos centrales y principios, solo que tiene aplicaciones más amplias y complejas. Mientras El sutil arte se centra en nuestras luchas personales para lidiar con el dolor y sacar provecho de la adversidad, Everything is F*cked se ocupa de las mismas dinámicas, pero a nivel cultural. El primero plantea cuestiones útiles para que la gente las aplique a sus vidas, el segundo explora lo que le pasa a nuestra salud mental cuando fallamos en esas cuestiones. En ese sentido, podría ser una especie de precuela de El sutil arte.
¿Cuál es “la verdad incómoda” y cómo controla nuestras vidas?
La verdad incómoda consiste en que, si llevas la investigación científica hasta sus últimas conclusiones lógicas, metro cósmico por metro cósmico, te das cuenta de que nuestra existencia es minúscula e intrascendente. Cuando te alejas lo suficiente para contemplarlo todo, toda sensación de importancia o significación se pierde en la vasta realidad de nuestra existencia.
El subtítulo es “Un libro sobre la esperanza”. ¿Cómo defines la esperanza y cómo es que se convierte en algo dañino en la vida contemporánea?
Yo defino la esperanza como tener una visión coherente de un mejor futuro realizable. Si no podemos imaginar un mejor futuro, perdemos la esperanza. Si no vemos que tenemos potencial para alcanzar un mejor futuro, perdemos la esperanza. Estas crisis de esperanza, de fe, acaban en desesperación, ansiedad, adicciones, comportamientos compulsivos, etc. Por lo tanto, la esperanza es un componente inherentemente fundamental de una psique saludable.
El problema es que nuestras visiones de esperanza, si las perseguimos con demasiada insistencia, tienen consecuencias destructivas. Dado que vivimos en una época en la que la gente lucha para encontrar fe y esperanza en sus vidas, yo consideré que sería importante escribir un libro cuyo mensaje es que si bien la esperanza es la solución para nuestros problemas en el ámbito personal, con frecuencia también son la causa de nuestros problemas sociales.
¿Cuál es “el clásico supuesto” y cómo defina la cultura de la actualidad?
El clásico supuesto es la creencia de que los seres humanos somos fundamentalmente agentes racionales y que podemos controlar nuestro comportamiento mediante esfuerzos y disciplina conscientes. La verdad es que somos criaturas fundamentalmente irracionales, y una gran cantidad de nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos está fuera de los límites de nuestra conciencia y de nuestro control.
Ese clásico supuesto cobra importancia porque cuando la gente falla en algún aspecto, tendemos a asumir que está mucho más consciente y en control de sus actos de lo que están realmente. En lugar de reconocer a la gente por lo que es —irracionales y cognitivamente defectuosos—, preferimos juzgar a los demás y a nosotros mismos como mal intencionados, deficientes o sencillamente malos. Y esto acarrea consecuencias muy perjudiciales para nuestra salud mental y bienestar.
¿Cómo se alimenta la religión de las ideas de desesperanza y esperanza?
La verdad incómoda nos dicta que todos debemos encontrar alguna fuente de significado en nuestras vidas. Ya sea que esa fuente sea Dios o la democracia liberal o el poder de limpieza de los ayunos y los jugos, todos buscamos algo que nos parezca importante y superior, porque la esperanza que ese “algo superior” genera nos da esperanza e infunde en nuestras vidas una sensación de significado.
Yo defino la religión muy ampliamente, porque, en última instancia, casi todos los juicios y creencias de valor están enraizados en alguna forma de fe. Algunas religiones son sobrenaturales y de origen antiguo. Otras son bastante mundanas y crecen y retroceden en tiempo real a través de internet y las redes sociales. En todos los casos, el resultado es el mismo: creencias, basadas en la fe, de que algo es importante y, por lo tanto, valen el dolor y el sacrificio, tanto de uno mismo como de otros.
¿Cómo defines la adultez y en qué es diferente esa definición de la que tiene la mayoría?
La mayoría de la gente asume que ser un adulto significa ser responsable de tu propio bienestar: mantener un trabajo, pagar tus cuentas, cocinar y lavar tu propia ropa… Pero yo voy un poco más allá y aseguro que ser un adulto (o sea, ser maduro) es la capacidad de soportar el dolor por una causa o un valor más elevado.
Para la mayoría, cuando trabajan hasta tarde, o cuando ahorran o le dicen a sus amigos lo que éstos quieren escuchar, lo hacen para recibir algo a cambio. Su relación con el mundo y con los demás es comercial.
La adultez es no-comercial. Es incondicional. Es la facultad de actuar conforme a los valores que uno tiene, sin importar cuan doloroso o difícil sea. Es la capacidad de ser virtuoso y hacer sacrificios. Y mi argumento es éste: al desarrollar tecnologías que nos protegen del estrés y el dolor, estamos limitando nuestra capacidad de hacer sacrificios y, por lo tanto, nos privamos del crecimiento, la maduración y el hallazgo de significado en nuestras vidas.
En tu libro dices que “el cisma fundamental del siglo XXI proviene del opuesto madurez vs inmadurez”.
Los cismas políticos de los últimos siglos giraron en torno a la política de derecha e izquierda. Hoy en día, hay un extremismo emergente —tanto en la derecha como en la izquierda— que se basa en la inmadurez infantil, una falta de voluntad para comprometerse o sacrificarse por algo más elevado que uno mismo, y una demanda narcisista de que el mundo responda a las creencias propias. Estas turbas extremistas son luego combatidas por visiones más maduras de la política de derecha y de izquierda, personas que están dispuestas a comprometerse, a hacer sacrificios y a admitir que tienen fallas y tienen limitaciones.
La antifragilidad, escribes, es sinónimo de crecimiento y madurez. ¿Por qué nos hemos vuelto tan frágiles y cómo es que nos “endurecemos”?
Yo digo que nuestra tecnología ha sido desarrollada más para capitalizar nuestros defectos que para compensarlos. La tecnología ha evolucionado para darnos más comodidad, pero nuestro cuerpo y nuestra mente están construidos de tal modo que demasiada comodidad nos suaviza, nos debilita y nos vuelve intransigentes. Como resultado, yo sostengo que debemos ir conscientemente en pos de formas significativas de dolor, dado que es lo único que le da a nuestra vida una sensación de valía.
¿Cómo es que tener muchas opciones estorba nuestra libertad?
La variedad es adictiva. La oportunidad es adictiva. Si te vas de vacaciones a cinco países, la próxima vez visitar seis será un deseo mucho mayor. Además, la variedad siempre tiene la apariencia de ser una mejora. Pero la verdad es que esa variedad y abundancia de oportunidades vuelve psicológicamente más difícil hacer compromisos y sacrificios en pro de una causa, persona o grupo. Y son esos compromisos lo que en realidad infunde valor y significado a nuestras vidas.
Sugieres que la verdadera libertad surge de ponerse límites. ¿Cómo aprendemos a limitarnos a nosotros mismos y nuestros deseos?
Saca toda tu mierda extra. Elimina aplicaciones de tu teléfono. Bloquea sitios web en tu computadora. Establece reglas para ti mismo, y luego síguelas. Decide por ti mismo cuáles son las personas y los objetivos más importantes de tu vida y luego sé religioso al seguirlos.
¿Las redes sociales y las formas en que interactuamos hoy han creado —o al menos empeorado— nuestros problemas para encontrar y mantener la esperanza?
Yo creo que las redes sociales e internet, aunque no causan nuestros problemas psicológicos, han creado un entorno cultural que nos ha afectado a todos. En este punto, no importa si estás en Facebook o no, porque la información que estás recibiendo ya está “optimizada” como anzuelo cibernético y maximiza la indignación. +