"No soy un coleccionista sino un lector"; LIBRERO de Martín Solares
Martín Solares, autor de libros como Los minutos negros, No manden flores y Cómo dibujar una novela, Martín Solares (Tampico, 1970) es escritor y editor. Afirma que hay que escribir sólo aquellos libros que nos despiertan de madrugada y que tienen que ver, de algún modo, con los que se están leyendo en ese momento. Se levanta muy temprano para escribir y espera que sus palabras tengan el sabor de su tierra natal y de las otras donde ha vivido. Esto fue lo que nos contó sobre su librero.
¿Cuántos libros tienes?
Ni idea. Puedo decir que un treinta por ciento está prestado en casa de mis amigos. Creo que cada vez que alguien necesita un tipo concreto de lectura, hay que funcionar no como escritores o lectores sino como médicos y prestarles ese libro para que se lo lleven de inmediato. Cuando alguien está muy deprimido hay que recomendarle algo de Roald Dahl, de Rubem Fonseca o de Ray Bradbury; si alguien necesita poesía, algo de Sabines. Si no regresa el libro es una pena, pero insisto en que se habrá salvado una vida.
¿Cuál es el más nuevo?
Una biografía de Marcel Duchamp que me muero por leer, salió en Anagrama. Salté hacia ella como si fuera agua pura, quiero leerla ya.
¿Cuál es el libro más viejo?
La Ilíada, en una edición perdida en algún extremo del librero detrás de varias capas de otras Ilíadas, porque cada vez que me encuentro o una traducción distinta, o una versión ilustrada o en otro idioma, trato de comprármela. Es un libro que me gusta mucho porque con él me inicié en la lectura de libros más literarios.
¿Cuál es tu favorito?
El libro favorito es aquel que hace que me desvele, que no me dé cuenta de que el tiempo está pasando, que hace que me interese más por la suerte de los personajes que pueblan ese libro que por la suerte de los trabajos que yo esté llevando a cabo ese mismo día. Puedo decir que entre mis favoritos están El guardián entre el centeno; La Ilíada; Pasado negro, de Rubem Fonseca; La trilogía de los gemelos, de Agota Kristof; Unos caballos muy lindos, de Cormac McCarthy; La conjura de los necios, de John Kennedy Toole; cualquier novela de Emmanuel Carrére, de El adversario en adelante; Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios, de Marçial Aquino; El arte de perdurar, de Hugo Hiriart; las cartas de Fernando del Paso a Juan Rulfo. En poesía, lo que sea de José Eugenio Sánchez, Francisco Hernández y Tedi López Mills.
¿Qué libro no has leído aún?
Un montón. Descubrí que aunque me lo regalen o me lo encarguen mucho, si el libro no está a la altura en las primeras cincuenta páginas nadie tiene derecho a exigirte que lo termines. No he leído dos y lo haré este año: Ulises y A la busca del tiempo perdido.
¿Cuál es la joya de la corona del librero?
El libro de Cuentos completos de Rubem Fonseca, lo he prestado varias veces y ha regresado. Leí vorazmente cada uno de estos cuentos no una, sino varias veces, y es uno de los libros que casi siempre me acompañan cuando estoy escribiendo una novela. Admiro mucho su obra, es uno de los grandes maestros. Todos deberíamos dejar de leer las novedades que están por ahí y ponernos a leer al hombre que inventó al cobrador, a Mandrake y a Bufo y Spallanzani.
¿Qué libro has regalado?
Los culpables, de Juan Villoro, lo he regalado unas treinta veces; Poesía eras tú, de Francisco Hinojosa; Cuentos completos, de Rodrigo Rey Rosa; No habrá orquídeas para la señorita Blandish y Sobre los huesos de los muertos, de Olga Tokarczuk. También regalo todo el tiempo Crónicas marcianas, de Ray Bradbury; a veces El nombre de la rosa, cuando descubro al joven que empieza a leer y que no cree en la literatura, o El Hobbit y El Señor de los Anillos.
¿Qué libro te falta?
Soy muy desapegado de la mayoría de los libros que tengo, no soy un coleccionista sino un lector, los libros hay que leerlos y pasárselos a la siguiente persona que necesita esa botella con ese mensaje dentro. Me gustaría tener en este momento la primera edición de La insoportable levedad del ser, que he prestado tantas veces que no recuerdo quien la tiene ahora; también recuperar la primera edición de Tom Sawyer y la edición de Poemas escogidos, de Yehuda Amijai, y Dejar de ser, de Ricardo Yáñez.
¿Qué autor se repite más veces en el librero?
Son etapas de mi vida que se ven muy claramente: tengo una etapa de lector de Roberto Bolaño; otra de Jorge Luis Borges. También Roald Dahl, Adolfo Bioy Casares, Rubem Fonseca y Guillermo Cabrera Infante.
¿Cuál libro no has regresado? (es decir, que no es tuyo).
Un amigo me prestó las dos primeras novelas semipoliciacas de Bernardo Atxaga, El hombre solo y Esos cielos. Ese amigo se fue a vivir a otro país y me dejó las novelas. Cada que me contacta por Facebook o Twitter, me pregunta por ellas y le digo que están bien cuidados.
MasCultura 18-ago-16