La publicación deCien años de soledad, la obra que nació en Macondo, ese territorio fabulado por uno de los mejores escritores del mundo en torno a la saga de los Buendía, en un Caribe lleno de supersticiones, fantasmas, angustias y alucinaciones, donde todo puede ocurrir bajo la lluvia y donde nada es imposible.
Cien años de soledadha sidotraducida a casi todas las lenguas del mundo. García Márquez la considera su obra “mítica” pero no la más importante, porque ese honor se lo reserva a El amor en los tiempos del cólera.
Nacido en Aracataca, en la costa caribe de Colombia, el 6 de marzo de 1927, su su primera novela fue La hojarasca, publicada en 1955. Por otro lado, su última y breve novela, Memoria de mis putas tristes, apareció en 2004. Lo que Gabriel García Márquez ha conseguido es hacer a la gente más feliz, gozar con la música de sus palabras en medio de un mundo hostil y gris.
Una escritura de mago porque, como explicó en muchas ocasiones, “la escritura es un acto hipnótico”; el escritor dice que debe conseguir que el lector no despierte, algo que lleva mucha carpintería detrás, como él reconoció.
Alimentado en sus primeros tiempos por Hemingway y Faulkner y por el resto de los escritores del sur de Estados Unidos, el autor de Relato de un náufrago encontró en su infancia y en toda su vida el mejor material para su literatura.
Algo que verdaderamente ha conseguido al traspasar todas las fronteras con su verbo torrencial con sabor a trópico y a música y su declarado compromiso político y social. Siempre ha sido un gran mediador, aunque algunos no le perdonen (entre ellos Mario Vargas Llosa, además de por otros desencuentros personales) su relación con Fidel Castro.
Pero es que, como explica la biografía autorizada por García Márquez y escrita por el británico Gerald Martín, “Gabo no es un lacayo de los políticos, pero la amistad para él es sagrada, como la lealtad y la coherencia”.
La celebración de su cumpleaños no terminará nunca.