Una plática demente
Dos asesinatos. Tres amigos. Dos hermosas pianistas. Una ciudad enloquecida y una historia trepidante son los ingredientes de este salvaje thriller capitalino escrito por Eloy Urroz. Demencia es el relato alucinado del violinista Fabián Alfaro, quien tiene comprometido el jueves 27 de junio para tocar públicamente las tres sonatas Opus 30 de Beethoven. Sin embargo, cada vez que intenta ensayar con Daniela, su acompañante al piano, aparece otra mujer: Herminia, mitad sueño, mitad bruja, posible media hermana de Daniela.
¿En qué obras pensabas mientras escribías Demencia, tu nueva novela?
Conscientemente sentí la influencia de algunas novelas, sobre todo por la atmósfera que quería reflejar en la historia, una atmósfera de suprarrealidad, de ambivalencia, como de vigilia, de duermevela por la que transita, sobre todo Fabián Alfaro, el violinista. En primer lugar La obediencia nocturna, de Juan Vicente Melo. Sobre héroes y tumbas, de Sabato, sobre todo la parte llamada “Informe sobre ciegos”, donde todo es demencial, y la otra novela en que pensaba mucho era Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Murakami, en la que nunca sabes lo que pasó, nunca te enteras bien de nada, todo es vago, extraño, hay una sensación continua de extrañeza. Sin ser fantástica, mi novela no lo es ni hay nada sobrenatural, sí quería impregnarla de una atmosfera casi onírica, que tiene que ver con la esquizofrenia de Fabián Alfaro.
¿Consideras que tu novela posee cierta carga fantástica?
En ningún momento quise meterme en el tema fantástico. Lo que puede parecer fantástico es lo que le pasa a Fabián, él tiene demencia; de hecho no está seguro de si las cosas pasaron o no, se olvida si pasó esta mañana, ayer o antier, se le trastocan los eventos, los mismos personajes: ¿murió o no la anciana del número 4? Los inspectores que vienen a buscarlo para resolver el crimen de la anciana no son tal, sino son técnicos del agua, pero luego resulta que sí lo son y se lo llevan para interrogarlo… no diría que eso es fantástico, es un problema mental, es una novela sobre un problema psicológico.
¿Cómo se te ocurrió la historia de la novela?
Para mí la novela es sobre tres amigos: Néstor, Fabián y Rogelio. Primero se me ocurren dos historias: el amigo de un amigo me cuenta que él se había enamorado de una chica; tres meses después conoce a la hermana de ésta, se enamora de ella y deja a la primera; después la tercera hermana se enamora de él, así que deja a la segunda para andar con ella. No podía creer la historia y dije “tengo que escribir esto”. La otra historia, también real, es la de Eulalio Ricalde, el respetable cirujano, padre de familia, que de día atiende a sus pacientes y que en la noche se viste de mujer y recorre los bares de la Zona Rosa para vivir sus juegos y transgresiones. ¿Cómo combinaría esta historia con la primera? Y finalmente la historia del violinista Fabián Alfaro, que creí que sería la menos importante y que al final roba cámara.
¿Qué otras características hay en Demencia?
Otro desafío que me impuse es que fuera una novela coral, hay ocho o nueve puntos de vista, ocho o nueve personajes que nos van a decir lo que pasa en la novela sin repetir eventos y sin que el lector se pierda o pierda la atención de la historia.
La ciudad es un elemento muy importante; hay referencias a calles de Mixcoac y a un parque que quizá sea el Parque Hundido que en Demencia se llama Parque de los Muertos. ¿Por qué le pusiste así?
Una de las ideas que tenía al principio es que fuera una Ciudad de México transfigurada. Algo le ha pasado que se reconoce, pero de pronto cambian los nombres. Le puse el Parque de los Muertos porque yo estaba en Quito cuando empecé a escribir la novela. Me iba a correr a un parque inmenso donde casi no había gente y un día me preguntaron por qué lo hacía, y es que una semana antes habían ahorcado a una señora y un mes antes habían matado a un niño. Se me ocurrió que en la novela ese parque fuera un coto prohibido. De día hay niños, carriolas, mamás, algodones, policías, todo tranquilo, y de noche es el Parque de los Muertos, el lugar por donde no debes pasar porque algo puede suceder.
¿Mientras la escribías, viniste a México para recorrer los escenarios o los recreaste a la distancia?
Dejé México hace veintiún años, conozco la ciudad muy bien. Creo que recupero una ciudad no de ahora sino la que fue mía, por eso es una ciudad transfigurada y no es la Ciudad de México, pero no es la que yo dejé, porque yo viví la ciudad de los ochenta y los noventa. Vengo de vez en cuando, pero ese fenómeno de revivir mi ciudad a la distancia influyó en la recreación y en la atmósfera irreal y fantasmagórica en un sentido sabatiano, que le da forma a Demencia, según mi recuerdo, un recuerdo de hace veinticinco años.
Por Jorge Vázquez Ángeles
MasCulttura 11-ago-16