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Fábulas del Tío Hofs: "¡Habrase visto…!"

Aquiles: ¡Hey! ¡¿Qué es ese ruido?!

Tortuga: Soy yo. Déjeme entrar.

Aquiles: ¡Por los clavos de las visagras del ataúd del rey de Dinamarca! ¡Qué manera de despertarlo a uno! ¿De qué se trata? ¿De que muera yo también?

Tortuga:No sería mala idea. Déjeme entrar.

Aquiles: ¡Oh, sombra maldita! ¡Vuelve al cobijo del inframundo y deja de atormentar a los que aún respiran!

Tortuga: Y usted deje de hablar como maldito actor victoriano y abra la ventana, que hace un frío como para morirse.

Aquiles: ¡Pero si usted ya está muerto!

Tortuga: ¿Y qué con eso? ¿Acaso no puedo seguir muerto en mi propia casa?

Aquiles: Era tan bueno que no podía durar. Al fin libre de sus ronquidotes. O de su maldita manía de cambiar de canal durante los comerciales. O de cantar a Don Giovanni en la bañera.

Tortuga: ¿Y cree que yo lo extraño a usted? En lo absoluto. Pero tampoco se trata de penar por el mundo si tengo un lugar al que aún me llega la correspondencia.

Aquiles: ¿Cómo hace para flotar ahí afuera? ¡Son cuatro pisos! ¿No se marea?

Tortuga: Porque… aún me llega la correspondencia, ¿cierto?

Aquiles: ¿Sus malditos catálogos de porquerías inútiles? Sí. Aún le llegan.

Tortuga: ¡Hey! ¡Más respeto por los que ya no están! ¿Olvida que compramos la tostadora musical a través de uno de esos catálogos?

Aquiles: Ah. Por cierto, tiré a la basura la tostadora musical.

Tortuga: ¿Qué?

Aquiles: Sin usted aquí… bueno… pensé que…

Tortuga: ¡Era de suponerse! ¿Y de qué otras cosas se deshizo en mi ausencia, ser sin alma?

Aquiles: Bueno, ya que lo pregunta… sus discos de Pimpinela…

Tortuga: ¡Oh, fuego del infierno!

Aquiles: …sus DVD de Clavillazo…

Tortuga: ¡Ánimas en pena!

Aquiles: …y todos sus manuscritos inéditos.

Tortuga: ¡Por Hades! ¡Habrase visto mayor vileza! ¡Y pensar que venía a pedirle que reintentara la publicación de todos mis textos!

Aquiles: Son malos. Disculpe que se lo diga ahora, pero… bueno… comprenda que mi principal temor era que se muriera de un disgusto.

Tortuga: Qué considerado. Ahora jamás le diré la contraseña.

Aquiles: ¿Qué contraseña?

Tortuga: Con la que está encriptada mi colección de porno en el disco duro. 450 gigas de la más fina selección. ¿Cree que no sabía que ha intentado romper la clave durante años?

Aquiles: Habrase visto mayor vileza. ¿De qué le sirven ahora a usted todos esos gigabytes si no es más que puro ectoplasma? ¡Dígamela, ruin espectro!

Tortuga: Abra la ventana, vulgar mortal.

Aquiles: Primero la clave, Catalina Linton.

Tortuga: Oiga… si me va a comparar con algún espíritu chocarrero, preferiría ser lord Simon Canterville.

Aquiles: Igual no puede atravesar un simple vidrio, Gasparín. Así que suelte la contraseña.

Tortuga: Jamás la va a adivinar. Como tampoco va a adivinar el lugar en Chapultepec donde enterré su obra poética.

Aquiles: ¿De qué habla? Si todos mis versos están en… ¡por Bécquer! ¡Qué le hizo a mi obra poética, desgraciado ladrón sin cuerpo!

Tortuga: El horóscopo decía: “Recibirás un golpe de suerte y serás traicionado por un amigo”. Por eso me curé en salud, como dicen. Y ya ve. Las dos cosas se cumplieron. Antes de que me atropellara ese camión de la Lotería Nacional me ocupé de su “obra poética”. Era mala, por cierto.

Aquiles: ¡No! ¡No puede ser! ¡Años de arrastrar la pluma! ¡Años de evadir la rima! ¡¡¡Estaba seguro de ahora sí ganar el Aguascalien…!!!

Tortuga: ¡Por los clavos de las visagras del ataúd del rey de Dinamarca! ¡Qué manera de despertarlo a uno!

Aquiles: Pe… pe… pero… ¿Qué hace usted ahí?

Tortuga:¿Cómo qué hago? ¡Pues intentar dormir! Claro que, con las pesadillas que le dan a usted cada vez que cena waffles es imposible.

Aquiles: No tiene idea de cuánto gusto me da verlo de este lado de la ventana. Y por cierto… ¿ese tostador que toca “Sombras” de Javier Solís? Una maravilla.

Tortuga: Lo sé. Gran compra, ¿eh? Pero mañana platicamos. Por ahora intente dormir.

Aquiles: Se lo juro. Una verdadera maravilla. 

 

Por Antonio Malpica

MasCultura 07-nov-16