Fábulas del Tío Hofs: "¿No puede un hombre morir en paz?

Aquiles: Defina el rojo.

Tortuga: ¿Qué dice? No empiece de nuevo, por favor.

Aquiles: ¿Tiene algo mejor que hacer?

Tortuga: Agonizar. ¿Le parece poco?

Aquiles: Bah. Ya nos encontrarán.

Tortuga: Si pudiera ver, escribiría esa frase rasguñando las paredes de este repugnante pozo. Los arqueólogos del futuro me lo agradecerían.

Aquiles: Bueno, haga lo que quiera. Usted se lamenta, yo filosofo.

Tortuga: Claro, como es su culpa que estemos aquí, me deja a mí todo el llanto y la desesperación.

Aquiles: Defina el morado.

Tortuga: Es el bonito color que adquirirían sus dos párpados si pudiera atinarles con mi puño.

Aquiles: Defina el verde. No puede. ¿Sabe por qué? Porque necesita referencias. He descubierto que, en un mundo cubierto por las sombras, los colores serían como las hadas o los ovnis. O la definición ontológica del ser.

Tortuga: Ojalá me hubiese caído aquí solo. ¡AUXILIO! ¡ALGUIEN!

Aquiles: Imagine un mundo como el de Ensayo sobre la ceguera, con la excepción de que todos hubiesen nacido así. Luego, un sujeto que sí ve, llega y dice: “el lazo es azul” o “ese carro es rojo”.

Tortuga: ¿Por qué no me maté al caer?

Aquiles: Recurramos a la señora Moliner. “Verde: Color simple que se encuentra en el espectro de luz blanca entre el amarillo y el azul”.

Tortuga: ¿Se sabe la definición del color verde de memoria?

Aquiles: A decir verdad… ayer estaba aburrido en casa y me puse a buscar la definición de varias groserías para matar el tiempo. El verde está a dos páginas de…

Tortuga: ¡AUXILIOOOO! ¡ALGUIEEEEN!

Aquiles: En todo caso, decíamos que, si usted jamás ha visto un color, ¿cómo es posible que alguien le quiera explicar el verde diciéndole que es un color? Ahora imagine que mi tía Milagros escucha voces que pronostican grandes desgracias.

Tortuga: Ya se lo he dicho mil veces. Su tía la gitana es alcohólica, no vidente.

Aquiles: Pero igual si ella, hipotéticamente, llama para advertir que mañana morirán muchas personas en un accidente aéreo, estaríamos tentados a no creerle sólo porque jamás hemos escuchado voces como ella. ¡Vaya! ¡Tal vez ni siquiera sean voces y sólo sea el sustantivo que ella eligió para describir el verde en un mundo sumido en las tinieblas!

Tortuga: Por favor, dígame que un ser humano muere de sed y claustrofobia en cuestión de horas.

Aquiles: Lo que me lleva a la caverna de Platón…

Tortuga: ¡Ya deje de filosofar! ¿No puede un hombre morir en paz? De no haberme convencido de venir a este estúpido paseo al campo, no estaríamos en el fondo de este inmundo hoyo oscuro aguardando a la Parca. ¿Quién demonios cava un agujero así de profundo en la tierra, justo atrás de una cabaña?

Aquiles: Lo que me lleva a pensar… ¿y si usted y yo, todos estos años, sólamente hemos sido palabras? ¿Personajes de ficción? ¿Negra tinta plasmada sobre un diario cultural? ¿Sombras que jamás se han visto a los ojos porque sólo están conformadas de voces sin sustancia?

Tortuga: Le juro que, aunque sea a tientas, daré con su cuello si no se calla de una vez.

Aquiles: Usted lleva tres horas lloriqueando. Yo, en cambio, abriendo mis ojos a la luz más brillante. He tenido otra epifanía. Escribiré un libro como el de Rubén Gallego. Se llamará Negro sobre negro. El protagonista, además de no tener manos ni pies, será ciego. Un verdadero triunfo del espíritu humano.

Tortuga: Ahora sí que jamás saldremos. Ningún Dios permitiría que… ¿Y ese ruido? ¿Por qué todo se puso más sombrío? ¿Y esto que ha caído sobre mi cabe…?

Aquiles: Nada. Que mi tía Milagros tenía razón ayer que llamó para decir que no debíamos salir de casa o tendríamos un verdadero día de m… Oh. Véale el lado bueno. En cuanto el buen samaritano termine su asunto, seguro podrá echarnos un lazo.

Tortuga:

Aquiles: Por cierto. Eso que acaba de salir en proyectil de su boca sí que debe ser de un bonito verde guacamole. ¿No lo cree?

Por Antonio Malpica

Twitter: @T_Malpica

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