Columna Fábulas del Tío Hofs: "</Reingeniería literaria>"

Aquiles: ¿“Hello world”?

Tortuga: Me dan ganas de llorar. Mi primer programa de computadora. ¡Hey! ¡Diga usted “hola”! ¿No ve que lo está saludando?

Aquiles: Ya me imaginaba que por estar “programando” toda la noche iba a terminar usted trastornado.

Tortuga: ¿Y a qué vienen las comillas? ¡Claro que estuve programando! Si me viera mi mamá…

Aquiles: Nada. Sólo digo que su programa no es precisamente un Windows 11, ¿eh?

Tortuga: Por algo se empieza. ¿Será muy exagerado presumirlo en redes?

Aquiles: Creáme. Lo será. Y mucho.

Tortuga: Para variar, la envidia lo corroe.

Aquiles: ¿Una página web que despliega, en negro sobre blanco, el mensaje “Hello world”? En serio, créame. Todos sus contactos en redes han visto cosas más espectaculares. Desde 1994.

Tortuga: Algún día el PHP y yo conquistaremos el mundo. Y entonces ya no reirá usted tan alto.

Aquiles: A veces pienso que si le pagaran por ser tan necio, ya tendría usted la fortuna de Bill Gates.

Tortuga: Todas mis ideas son buenas. Sólo necesito quién las programe. Y si nadie va a hacerlo, entonces yo lo haré, así me lleve varios años. Al final será mejor, porque no compartiré mi fortuna con nadie. ¡No los necesito, enanos intelectuales! Ah. Páseme las galletas Oreo, ya que anda por ahí.

Aquiles: Lleva usted apenas una noche siendo un nerd y ya se volvió todo un Sheldon Cooper. Lo felicito.

Tortuga: El sujeto se negó. Era el tipo perfecto y se negó. ¿Qué quiere que haga? ¿Que me tire a la depresión bajando porno y jugando Civilization? No. Haré yo mismo los programas y seguiré con mi vida. Una muy exitosa, por cierto.

Aquiles: ¿Se refiere a este autor que escribe para niños y jóvenes y que, además, es ingeniero en Computación por la UNAM?

Tortuga: El mismo. Uno que tiene una columna en esa revista que le regalan a usted en la librería a la que vamos a leer a escondidas.

Aquiles: Ah, sí. Esa columna donde pone a hablar a dos payasos entre sí.

Tortuga: Exacto. Uno de los personajes me cae bien, pero el otro no lo soporto.

Aquiles: Me pasa lo mismo. El caso es que… ¿usted le sugirió que se asociaran para programar sus ideas?

Tortuga: Sí. Era la asociación perfecta. Él como ingeniero y yo como autor. Yo escribo los libros y él los programa. Nada podía salir mal. Incluso le sugerí que él también podría escribir un libro de pronto. Sé que tiene una saga de libros de terror. Tal vez algún día los lea a escondidas.

Aquiles: Porque los libros tienen que ser de terror.

Tortuga: Absolutamente. Usted va leyendo en su kindle y el programa detecta en qué parte de la lectura va y toma decisiones. Un asunto facilísimo de “if then else”. He estado haciendo la tarea.

Aquiles: ¿Y qué clase de decisiones?

Tortuga: Pone musiquita de suspenso, por ejemplo. O se niega a cambiar de página y, de repente, ¡zas!, aparece el vampiro detrás de la cortina. O le cambia el tamaño de letra. O le mete un gif de Nosferatu.

Aquiles: Añadirle efectos especiales al libro. ¡Acabáramos!

Tortuga: Pero no sólo eso. El programa se conecta con las otras aplicaciones y también toma decisiones. Por ejemplo, sabe que usted estuvo en el banco en la mañana y al personaje lo matan en el banco. O usa nombres de sus contactos en la trama. O le toma fotos mientras lee sin que usted se dé cuenta y luego las despliega alteradas, con un monstruo horrible mirándolo.

Aquiles: Iba a preguntar por qué el autor se negó a asociarse, pero ya me queda claro. Usted no necesita un ingeniero en Sistemas, necesita un siquiatra.

Tortuga: Su reacción natural ante mis ideas de triunfo. No importa. Diga lo que quiera. Mis libros de miedo harán época.

Aquiles: Y yo me largo a leer a Tolstoi. Sin un solo sobresalto.

Tortuga: Eso dice ahora. Pero espere un par de años. Un día estará leyendo Ana Karenina en su tablet y aquélla se levantará de entre los muertos.

Aquiles: Ajá. Y solicitará mi amistad en el Face, ¿no? Váyanse al diablo usted y su reingeniería literaria.

Tortuga: Como guste, pero no haga ruido, que estoy programando. Y compre más galletas Oreo si piensa salir.

Por Antonio Malpica

MasCultura 08-ago-16