Amar es combatir: Octavio Paz

La vida de Octavio Paz inició en el México revolucionario; un lugar tumultuoso, caótico pero sobre todo, muy politizado. Probablemente de este origen es de donde surge su profundo involucramiento en el terreno de la política. De la izquierda transitó hacia la llamada “tercera vía” (ni izquierda ni derecha). Sus ideales se mantuvieron en constante evolución al igual que su obra.

Se dice que es posible morir de amargura, el llamado síndrome del corazón roto. Puede ser una pérdida, una muerte, o en el caso de este autor el tesoro más valioso: una vida de libros y recuerdos.

Hacia finales de 1996, un corto circuito en la televisión de su departamento causó un incendio que devoró gran parte de su biblioteca (se cree que incluso algunos de sus manuscritos) y muchos de sus objetos personales, los cuales coleccionaba desde su juventud. La pérdida de este tesoro sumió al poeta en una depresión que acentuó el deterioro de su salud.

A 17 años de su fallecimiento, recordamos al ganador del Premio Nobel con una frase de su autoría: “El culto a la vida es también culto a la muerte”. Su figura seguirá siendo igualmente importante como lo fue en vida; su obra seguirá latente al igual que su figura. Se respetará su nombre y obra no por lo que será, sino por lo que fue, surgida del fuego, acabada en fuego, marcada a fuego en la memoria y los corazones de los lectores hispanos y del mundo.

Mascultura 19-Abr-15