Basta un canto para cambiar la vida

¿Cuántos de ustedes estudiaron una carrera o se desempeñan profesionalmente en alguna labor en la que influyeran sus padres? Muchos son médicos, abogados, ingenieros, escritores, músicos –y un largo etcétera–, por la presencia que tuvieron sus familiares. Nuestro festejado de hoy no sólo compartió el gusto de su carrera con su progenitor, sino que, desde joven, demostró poseer el talento necesario para salir avante.

Luciano Pavarotti nació el 12 de octubre de 1935, en Módena, Italia. Su familia era humilde y bastante numerosa, pues cuenta que, cuando él nació, los miembros que la conformaban eran alrededor de 70 personas, dentro de las cuales estaba su madre, que aún no cumplía los veinte años y trabajaba en una fábrica cigarrera, mientras que su padre era panadero y, a su vez, miembro del coro de la ciudad.

Pavarotti, durante su adolescencia, viajó junto con su padre a Gales, como integrantes del Coro Rossini, donde el futuro tenor logró obtener el primer lugar en el festival Llangollen International, experiencia que incentivó sus ambiciones musicales, un canto que no sólo lo marcó, sino le cambió la vida. En esa ocasión arrancó el resto de su historia.

Pavarotti estudió para ser maestro, pero fue su voz la que dirigió su carrera profesional que desbordó cuanto escenario pisó. Las cifras, para que se hagan una idea del éxito que rodeaba al italiano, fueron desde trescientos mil espectadores en un concierto realizado en París, hasta alrededor de medio millón de asistentes en Central Park de Nueva York, visto, además, por varios miles más en televisión.

Pavarotti falleció el 6 de septiembre de 2007, tras una serie de intervenciones y malas noticias, descubriéndosele, un año antes, un tumor en el páncreas. Hoy es el cumpleaños número 79 de Luciano Pavarotti, a quien le cantamos, aunque no con la maestría que él ejecutaría, un caluroso ¡felicidades!

Mascultura 12-Oct-14