"Vamos de mal en peor, pero no me gusta para nada lamentarme", afirma Vila-Matas

El escritor español Enrique Vila-Matas aseguró hoy en Sao Paulo que en la actualidad se vive una etapa en la que la sensibilidad cultural va "de mal en peor", pero matizó que huye de las afirmaciones alarmistas porque no le gusta lamentarse.

"Vamos de mal en peor, pero no me gusta para nada lamentarme, no soy nada pesimista", dijo Vila-Matas, en la entrevista.

El escritor, que hoy presentó al público brasileño la traducción al portugués de su libro Dublinesca en el Instituto Cervantes de Sao Paulo, explicó que la literatura, así como otras disciplinas artísticas, "siempre se ha mantenido viva gracias a las crisis".

Sobre su última obra, en la que su personaje principal, el editor Samuel Riba, viaja a Dublín para celebrar el fin de la era de la imprenta en el escenario del Ulises de James Joyce, dijo que narra "el final de la literatura pero cuando termina el libro, la literatura está más viva que nunca".

"Hablo del final de la literatura para revitalizarla. Es una parodia del fin del mundo", dijo el literato, quien explicó que el conjunto de su producción es en realidad "una única obra en la que se narra la trayectoria de la literatura contemporánea".

El autor, que define Dublinesca como un puente que enlaza el mundo de Joyce con el universo del también irlandés Samuel Beckett, explicó que una de las claves de la buena acogida de sus libros en Brasil se debe a que se han publicado en el país con continuidad, lo que ha contribuido a que los lectores se familiaricen con su universo creativo.

"El misterio de la recepción en cada país es distinto", declaró.

El autor de El mal de Montano quiso huir de la etiqueta de "metaliteratura", con la que frecuentemente se califica su obra, argumentando que la expresión procede de aquellos que no le han leído, y que "más que metaliteraria es una historia imaginaria de la literatura".

"Cada libro es un fragmento de un tapiz", dijo Vila-Matas, quien explicó que "el acto mismo de escribir" le conduce a diferentes historias con las que incluso él se sorprende.

Y usó una frase, que atribuyó al fallecido escritor chileno Roberto Bolaño, para hablar sobre el presente y el futuro de la literatura: "se seguirán haciendo novelas del siglo XIX, pero eso ya se acabó".

El escritor, que frecuentemente recurre a la ironía en sus obras, además de insertar a personajes reales que hacen declaraciones ficticias, dijo que no es un "cómico" sino un "paródico" que hace uso del humor para distanciarse de sus narraciones.

"Sé como se puede conmover a un auditorio hasta el llanto y no lo voy a hacer", apostilló.

En el acto de presentación, Vila-Matas, acompañado del escritor y periodista brasileño, Paulo Roberto Pires, explicó la estructura más antigua de la pieza literaria es el viaje, como queda patente en La Odisea de Homero.

Y explicó que su dormitorio se parece mucho a una habitación de hotel: "Parece que estamos viajando", razonó.

El literato reconoció que cuando escribe mezcla constantemente realidad y ficción y añadió que el protagonista de su novela se parece a él "a veces" y en otras ocasiones se parece a "uno o varios editores".

"Ni yo mismo sé quien es Riba", dijo Vila-Matas, a quien no le gustan las entrevistas y declara que cambia su versión y sus respuestas en las interacciones con la prensa.

En los primeros compases de Dublinesca, el narrador describe a Samuel Riba como alguien a quien "hasta ahora nada ni nadie han conseguido convencerlo de que envejecer tiene su gracia", pero no va a ser fácil adivinar si ese fragmento revela algún pensamiento real de Vila-Matas o es simple y llanamente espacio para la ficción.

Imagen 1: Vila-Matas en la entrevista.
Sao Paulo, 18 may (EFE)