El estadounidense Michael Connelly gana el VI Premio RBA de novela negra

El escritor estadounidense Michael Connelly ha ganado hoy con La caja negra (The Black Box) el VI Premio Internacional RBA de Novela Negra, un galardón al que se habían presentado 217 obras y que, con 125.000 euros (unos 157.000 dólares), es el mejor dotado del mundo en su categoría.

La novela arranca con los disturbios raciales de 1992 en Los Ángeles, unos días en los que queda sin resolver el caso del asesinato de una joven periodista danesa.

En la trama, el detective Harry Bosch, protagonista de la serie que Connelly inició hace veinte años, retoma el caso en 2012 y con ayuda de las nuevas tecnologías consigue resolver aquel asesinato al que no había podido dedicar suficiente tiempo por el caos que los disturbios produjeron en 1992, ha explicado hoy Connelly en conferencia de prensa.

El propio Connelly vivió, según ha confesado hoy, aquellas revueltas raciales de Los Ángeles como periodista de sucesos e incluso estuvo a punto de morir al verse rodeado por airados ciudadanos que protestaban entonces contra la actuación policial.

"Los sucesos de 1992 habían salido parcialmente y de manera episódica en cuatro de mis novelas, pero han tenido que pasar veinte años para que aquellas experiencias de reportero se reflejaran en una novela como trama principal", ha dicho.

A lo largo de la novela, varias preguntas subyacen a los ojos del lector, señala Connelly: "¿Hemos aprendido algo de aquello?, ¿hemos mejorado desde entonces?, ¿puede volver a suceder".

Aunque Connelly asegura que su historia "no pretende reflejar la pugna ideológica que hay en el proceso electoral actual en EUA entre Obama y Romney", está claro, añade, que la combinación de dos factores, ya de por sí peligrosos, como la raza y la economía, pueden propiciar que vuelva a repetirse la violencia explosiva de hace veinte años, y no sólo en Los Ángeles, sino en cualquier parte del mundo".

Precisa el autor que La caja negra "no es un libro abiertamente político, pero contiene un subnivel narrativo que analiza y refleja el momento por el que pasamos".

Después de veinte años publicando a Harry Bosch, ya convertido en icono clásico del género, Connelly se siente "afortunado" y recuerda que una de sus premisas con el protagonista ha sido "hacer que envejeciera en tiempo real y al compás de la evolución de su ciudad, Los Ángeles".

Harry Bosch, añade, nunca ha sido el mismo de un libro a otro y en esta ocasión "el lector se encontrará a un Harry Bosch que siente que tiene una misión en la vida, eliminar el mal del mundo, y que debe enseñar esa misión a su hija".

Esta actitud de dejar en herencia esa misión contrasta, subraya Connelly, con el personaje de libros anteriores, que "era más temeroso y no ocultaba su miedo a no poder conseguir esa misión".

En cuanto al recurso de las nuevas tecnologías, el autor estadounidense no esconde que le gusta jugar con ese elemento porque "da un carácter más realista a las novelas" y además produce una aparente paradoja.

"Harry Bosch es un policía de la vieja escuela, chapado a la antigua que no confía en la tecnología y que incluso pide ayuda a su hija para configurar el móvil, y a la vez es capaz de lograr resolver casos con ayuda de los grandes avances", recuerda el escritor.

En Estados Unidos, la novela negra, lamenta Connelly, no goza de un gran predicamento entre la crítica, que la considera "un género menor, casi de divertimento", todo lo contrario que el público, que la respalda de manera abierta.

La popularidad de Connelly, que fue presidente de la asociación Mystery Writers of America entre 2003 y 2004, creció sobre todo a raíz de las adaptaciones cinematográficas de sus novelas, como la que hizo Clint Eastwood de Blood Work o la más reciente de Brad Furman de The Lincoln lawyer.

El escritor ha evocado que su dedicación a la novela negra arrancó especialmente de su fascinación por los libros de Raymond Chandler, que le llevaron a debutar en la novela en 1992 con la primera entrega de Harry Bosch, El eco negro.

"A imagen de Chandler, mi interés estaba en situar el punto de mira entre el policía y el ciudadano corriente".

Imagen: El escritor norteamericano Michael Connelly.
Barcelona (España), 6 sep (EFE)