LA PIEL QUE HABITO: El thriller de Almodóvar

Después de la enredada y algo tibia película que resultó ser Los abrazos rotos, Almodóvar le debía al mundo un regreso al nivel que en este periodo “serio” nos había acostumbrado. Sabedor no solamente de sus capacidades sino de lo que la gente dice de él, decidió con mucha inteligencia jugarle al otro thriller, a ese que a veces entra al laberinto psicológico, otras juega con el cine de horror y tiene incluso tonalidades de cine negro y que cuenta con referencias muy en su estilo a los elementos de todos ellos.

Por eso en 2011 entregó La piel que habito, un juego coctelero de géneros en los que sin duda se divirtió y depositó muchos de los temas que le han ganado la admiración de cinéfilos que, sin embargo, añoran el lado “menos serio” en el que desarrolló un estilo visual y un tono que no siempre aparece de manera evidente.

Lo curioso es que en esta película, que resulta desconcertante para muchos por el tema, todos esos elementos saltan casi al primer plano incluso con alegría. En medio de la anécdota del cirujano plástico (casi científico loco) obsesionado y perseguido por sus fantasmas; de la trans(de)formación de un chico que no sabe en dónde va a terminar sus propia historia; de una madre que lo espera sabiendo que todo tomará más tiempo del necesario; de crímenes y secuestros; de enamoramientos prohibidos y llantos contenidos, en medio están los colores y los vestidos almodovarianos, los cuadros pop (ahora enmarcando revólveres gigantescos para no permitirnos olvidar que aquí hay dosis de film noir con todo y tacones de femme fatale), las camas en donde ocurre de todo con todos, y por supuesto la figura femenina que se apodera de todo, incluso de los cuerpos de quien menos sospechamos.

La recepción a la película no fue, sin embargo, ni tan escandalosa ni tan cálida como se lo merecía, pero la indiferencia tampoco fue lo distintivo. El humor negro, la casi sobreactuación de Antonio Banderas (quizá forzada por el propio Almodóvar para dotar a la cinta de ese humor enfermizo que tanto le satisface) y el toque sádico sobre estos personajes, hicieron que Almodóvar levantara de nuevo la cabeza, que pusiera a juego la fidelidad de sus admiradores y, sobre todo, que dejara ver que aunque no lo parezca se toma las cosas mucho más a la ligera de lo que podríamos sospechar.

Es, en pocas, palabras una pieza rara en la colección almodovariana, pero una que merece estar en la colección particular antes que muchas otras del mismo director.

Por Erick Estrada www.cinegarage.com

Imagen: Fotograma de la película La piel que habito de Almodóvar.
Mascultura 05-Sep-12