
LOS PREDILECTOS, radiografía emocional de las nuevas generaciones
Cuando pensamos en lo peor, jamás nos lo imaginamos en carne propia. Siempre es al otro al que le suceden las desgracias: al vecino, al compañero o, mejor aún, si es a la ex novia o al tipo que nos molestaba en la preparatoria; pero jamás a nosotros, porque sentimos un halo de invulnerabilidad, un no sabemos qué, pero que nos mantiene a salvo.La desesperación comienza cuando el infortunio rompe la ilusión de seguridad.