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Taberna: El misterio de la copa vacía y el visitante inesperado

Oiga, qué bueno que llega tarde.

¿Qué hizo con Tony?

¿Cómo? ¡Pues soy yo! ¿Qué no me ve?

El verdadero Tony no se alegraría demasiado con mi llegada, ¡qué le hizo!

No empiece con sus ideas conspiracionistas e intrigas infundadas. Ahora sí, hasta usted quiere sentirse detective, ¿no? Total, me alegro de su retraso porque vinieron a buscarlo.

¿Buscarme? ¿Quién?

Fue el… Espere.

Bueno, en un momento recordaré su nombre, pero el punto es que estaba bastante molesto por algo. No dijo porqué, ni dio seña alguna del motivo, pero con decirle que cada vez que preguntaba por usted, golpeaba la barra con su furia contenida en el puño, se hará una idea.

¡Ah! Entonces no será nada grave.

¡Nada grave! ¿Qué no escuchó lo que acabo de decirle?

Bueno, así como estamos, si fuera algo para alarmarse, en vez de golpear la barra, le hubiera tocado a su rostro.

¡Usted me libre! La bronca es por algo que usted dijo, no por el alcohol que yo le serví.

¿Pero yo qué dije?

Qué no escuchó que no sé. Ese señor la única palabra que dio a conocer fue la de su puño contra mi establecimiento.

Bueno, ya vamos avanzando.

¿En serio? Porque yo no veo el camino por el que nos dirige.

Sí, ponga atención. Usted acaba de referirse al susodicho como señor. Eso me da una idea más acotada de quién pudo haber sido. Ahora que, si usted puede ser más específico en su descripción, descubrir a ese visitante inesperado será mucho más sencillo.

¿Qué?

No estamos jugando “adivina quién”, esta es la vida real, no puedo decirle algunas características y que usted simplemente lo descubra.

Intentémoslo. ¿Qué ropa vestía? Fíjese que hay prendas que suelen ser muy particulares de algunas personas. Una bufanda por ejemplo, puede decir mucho si es tejida con máquina de madera o aguja, alguna convencional o palestina enrollada cual paliacate. Ahora, que si somos un poco más minuciosos, la forma en la que la usa agrega cierto…

¡Bueno, sí! ¡Ya entendí! Pero no. No usaba bufanda, ni palestina. Pero sí llevaba una corbata bien ajustada.

¿Corbata?

¿Qué no hablo español?

Quizá, pero comienzo a pensar en algunos rostros. Dígame, de casualidad, ¿vestía de traje?

Es la persona mejor vestida que ha pisado esta loseta roída.

Es que tiene muy mal gusto usted. Pero seguro el implicado tiene un bigote largo y bien peinado.

Vaya, pareciera que lo tuviera frente a usted. Creo que sí estamos avanzando.

¿Hace cuánto vino?

Como una hora.

Y ¿dijo que volvería?

Sí.

Don Tony, tengo que partir. Ponga este trago a la cuenta.

Todo lo que usted consume, sólo se va a la cuenta.

Perfecto, gracias por el favor. Regresaré cuando esto esté más calmado. Si preguntan por mí, dígales que no me conoce o que escuchó que morí de un plumazo sobre la página. ¡Qué sé yo! ¡Hasta pronto!

Por R. R. Fullton

Literatura policiaca con Sherlock Holmes, Agatha Christie y Sue Grafton.

MasCultura 26-jul-16