La ciencia ficción es siempre una profecía auto preventiva. Es la imaginación desbordante de un autor que nos advierte de los peligros que se pueden presentar al proyectar el ímpetu y orgullo humano más allá de los terrenos de lo ético. Se plantea preguntas cuya respuesta nos deja en el borde del abismo.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Es la pregunta retórica que Phillip K. Dick convirtió en título de su obra, también es el centro de su cuestionamiento.
El autor se basa en una idea que ya ha sido acariciada antes y propone que “todas las realidades son virtuales”. Los personajes de la novela tienen que lidiar con un mundo que pone en cuestión la autenticidad de todo, los animales, los recuerdos, los sentimientos y las personas, un mundo en el que los androides escapados de sus amos buscan refugio entre el anonimato de la multitud, pues la capacidad de distinguir lo artificial de lo real nunca les ha sido propia y a sus amos les es cada vez más extraña.
Los androides de Phillip K. Dick, a diferencia de sus homólogos cinematográficos, carecen de la empatía redentora que es requerimiento esencial para el final feliz de la película americana. En la novela los androides se nos presentan con una otredad desconcertante. El otro, el diferente y el inferior, la propia escénica de los androides refiere a una relación desigual.
La mitad de la novela se narra desde el punto de vista de Isidore, un “afectado”, el estrato más bajo de una humanidad desgastada, tambaleante, simulada. Isidore es un obrero de intelecto disminuido y genes corrompidos por el polvo radiactivo entre otros agentes del progreso. La sociedad ha esterilizado a todos los que son como él para evitar que sus genes corruptos se infiltren en el resto de la humanidad. Es un otro, en contraste con los androides capaces e inteligentes a niveles sobrehumanos, el discapacitado Isidore entiende muy bien algo que los androides desconocen y el resto de la sociedad parece haber olvidado: la empatía.
Decard, nuestro protagonista de novela policiaca, busca a los androides en una cacería ‘humana’ entre las ruinas envenenadas y el gentío superfluo, siente por sus víctimas una combinación entre miedo y ansias de dominio, son lo otro, lo diferente, lo inferior.
Es una novela esencial de la ciencia ficción, La influencia de esta obra en otros autores es innegable, ha sido adaptada al cine y se le considera responsable de la creación del género ciber punk. Es una obra de cuestionamientos para la reflexión.