Por una canción, cien canciones

Después de la masacre de la Plaza de Tiananmén de 1989, Liao Yiwu quedaría marcado de por vida por una cara de la violencia humana, como muchas otras miles de personas. Previo a la matanza de 1989, Yiwu publicó su poema “Masacre”, el cual resultó ser una profecía de lo que ocurriría ese 4 de junio de 1989. A raíz de esto y por su actitud contrarrevolucionaria, Yiwu fue agregado a la lista negra del gobierno chino y pasó los primeros años del noventa encarcelado esperando una sentencia de muerte que nunca llegó. Sus libros no pueden publicarse en su país y vive en el exilio alemán desde donde escribe.

Desde otras tierras, Yiwu no ha abandonado a su país y sigue manifestándose por lo que cree. Muestra de ello es su más reciente libro, editado por Sexto Piso, "Por una canción, cien canciones", en el que presenta una serie de experiencias familiares, personales y políticas en las que participó directa o indirectamente. Así el poeta alcanza todos los niveles del texto como creador, testigo y actor. Uno de los momentos más memorables que relata es la muerte de su hermana Fei Fei, un dolor íntimo que alcanzará otros niveles en la vida de Yiwu y que se mantendrá presente en el caos:

“En 1988, cuando la era del automóvil amanecía en China, mi hermana mayor, Fei Fei, murió inesperadamente en un accidente de tráfico. Tenía treinta y siete años. Fue la primera vez que viví el fallecimiento de una persona próxima. Mi abuelo había muerto no hacía mucho, aquel mismo año, pero siempre vivió en un pueblo apartado y nunca había formado realmente parte de mi vida. Mi duelo por él era en buena medida sólo una obligación familiar. Pero Fei Fei era mi hermana querida; éramos dos frutos de la misma planta y su muerte me afectó profundamente.”

También en este libro, Yiwu narra el momento en que su voz se alzó para crear “Masacre”, sintiendo que su voz estaba siendo “amplificada por un centenar de voces”: “Y otra matanza se produce en el corazón de la utopía”. Hasta los días en prisión, días que fueron años, una canción que fueron cien canciones.

Este libro, desde la cárcel, refleja la lucha física y mental de Yiwu, pero también la de los que con él fueron presas de un sistema, la de los amigos que desaparecieron, e incluso, la de aquellos que finalmente le dieron la espalda. La cárcel es para Yiwu el alimento de sus nuevos textos, porque le nutrió el espíritu de una manera muy particular, tal vez no estaban sus amigos esperando su libertad, pero estaba un mundo hambriento, ese otro mundo habitado por los que sobrevivieron a la cárcel, anhelando sus palabras en las que predice ahora el desmoronamiento del imperio.

-Por una canción, cien canciones, Liao Yiwu, México, 2015. Sexto Piso,530 pp.

Por Perla Holguín Pérez

Mascultura 08-jun-15