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Entre la crítica social y el mal gusto: PIGMEO de Chuck Palahniuk

¿Recuerdan aquel episodio donde Bart va a Francia de intercambio y un niño albanés llega a casa de la familia Simpson? ¿Recuerdan también que ese pequeño en realidad era un espía que había sido entrenado para fotografiar los planos de la planta nuclear de Springfield? Sucede que Chuck Palahniuk se acordó también de ese capítulo, pero –a diferencia de ustedes– decidió escribir una versión hardcore con la misma anécdota.

Pigmeo trata de un ejército de jóvenes-enanos que llega a Estados Unidos proveniente de algún régimen totalitario para llevar a cabo un acto terrorista. Su misión (llamada “Operación Estrago”) es liberar neurotoxinas durante una feria de la ciencia a celebrarse en Washington y destruir así los cimientos del capitalismo. Con ese propósito, los extremistas han aprovechado su apariencia de adolescentes necesitados y se han infiltrado en Norteamérica bajo el pretexto de un intercambio estudiantil.

¿Entendimos bien la ecuación: Enanos-adolescentes + Conspiración bioquímica + Sátira + En la página 28, ya salen violando a un tipo? No esperábamos menos de ti, Chuck.

El héroe y narrador de esta historia es el Agente 67, una máquina de matar que va a parar a la casa de Donald Cedar y su familia del medio oeste (papá pastor de iglesia; mamá adicta a los vibradores; hermano víctima del bullying; hermana atractiva e interesada por cosas como la ingeniería electrónica). Para ejecutar con éxito su plan, el agente tendrá que injertarse en la vida ordinaria del país, especialmente en la vida escolar. Participa, por tanto, en un concurso de ortografía y forma parte de una representación de las Naciones Unidas en la escuela. Sin embargo, el libro es lo menos parecido a tu recuerdo de Los años maravillosos. Como todo Palahniuk, ninguna escena sale a la luz sin que algún tipo de horror o comportamiento aberrante brote con ella.

El agente –apodado “Pigmeo” por sus anfitriones– vive obsesionado por describir cada detalle del imperio. Como una de sus mayores virtudes, este libro hace mofa de la sociedad estadounidense –centrándose en su ignorancia, su hipocresía, su xenofobia, su afán de consumo, entre otras peculiaridades–, a través de una sintaxis que no es menos retorcida que la mente del protagonista.

Sintaxis, en efecto. Leyeron bien.

Pigmeo está construida como una serie de reportes que el Agente 67 realiza sobre el avance de la “Operación Estrago”*. Debido a su poco dominio de la lengua inglesa, el chico tiende a redactar oraciones del tipo: “Con el zapato bien plantado para mantener la cara de perro-puerco pegada al suelo, las manos de matón amarillo-claro extraen dólares de papel americanos del billetero de cuero de perro-puerco”. La aclaración me parece importante para que no creas que la novela es el resultado de haber metido la edición original en el Google Translate. ¿Se trata de una lectura difícil? Bueno, sí, un tanto, pero su gramática desquiciada no es nada comparada con lo que redactabas para tus tareas de la secundaria.

Pigmeo es uno de esos libros que no deja de moverse en territorios delicados (sus personajes son menores de edad y, con frecuencia, se encuentran inmiscuidos en algún asunto de sexo o violencia). Fiel a sí mismo, Palahniuk confirma que lo suyo es hacer equilibrio sobre la línea que separa la hilarante crítica social del mal gusto.

Por Eduardo Huchín

*No confundir con el “Proyecto Mayhem”, otra de esas conspiraciones destructivas provenientes de la pluma de Palahniuk.

Imagen: Portada del libro Pigmeo de Chuck Palahniuk.
Mascultura 15-Mayo-12