Cuaderno de viaje: “Miramar. Historia natural de una escritura” de David Miklos

No existe una receta para escribir. Sí, existen reglas gramaticales, ortográficas y de puntuación, pero la escritura, más que una serie de pasos a seguir o una receta, es, más bien, un proceso, un sendero que se bifurca consecutivamente, según las decisiones que el autor vaya tomando, de la mano de sus personajes y la trama. Los decálogos, antidecálogos y contradecálogos del escritor no son más que otro género literario.

El particular subtítulo que elige el escritor David Miklos para su último libro revela mucho de lo que nos encontraremos en las páginas subsiguientes de Miramar. Historia natural de una escritura (Textofilia, 2014).

Muchos lectores siguen fielmente la pista de sus escritores predilectos. Sin embargo, el interés por ir más allá, por traspasar la delicada frontera de lo privado que le queda a un autor, puede ser un paso peligroso de dar: ¿una fidelidad desmedida? Son los libros de viaje, las notas personales, diarios, cartas, biografías o autobiografías los que, de alguna forma, pueden suponer un alivio para aquellos lectores ávidos de ese campo fuera de las cámaras. Miramar consigue, entre sus notas personales, plantear un panorama del proceso de escritura del narrador, uno polifacético.

Esta historia natural es como una matrioska, donde las historias van descubriéndose -y encerrándose- una a la otra según quien las cuente y la manera de cómo las cuenta. La historia comienza en Veracruz, el puerto que acogió a personas provenientes de otro país y continúa con una carta enviada a David Miklos de Nicolás Duna-Luft, quien encontró el pequeño cuadernillo rojo, maltratado por el tiempo, donde Miklós anotaba impresiones e ideas, notas a sí mismo y bosquejos literarios. El mismo cuaderno que vio nacer a Nico.

Cada matrioska puede depararnos cualquier cosa: viajes, encuentros fortuitos, homicidios enigmáticos, desdoblamiento de personajes y textos que nos llevan a acompañar al narrador por los recuerdos que lo constituyen; relaciones fallidas y peculiares coincidencias. Nico trabaja en Miramar, un edificio que fue de su padre y ahora funciona como oficinas de trabajo. Ese lugar, durante veintidós años, fue el estudio que lo vio escribir su obra, hasta que cierto día, cuando faltaban cuarenta y nueve minutos para que concluyera su rutina creativa declaró: Baquero ha muerto. De ahí en adelante, su vida se verá trastocada: conocerá a Lucía y se inmiscuirá en sus propios recuerdos, añoranzas y desilusiones.

La historia natural de escritura de un escritor y sobre un escritor. Miramar nos narra desde distintas perspectivas, desde la nota y el recuerdo. Nos sumergimos al campo íntimo del escritor y ahí descubrimos lo inconcebible.

David Miklos. Miramar. “Historia natural de una escritura”, México: Textofilia, 2014, 135 pp.

Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza @LordNoa

Mascultura 28-ago-15