BITCHES BREW. GÉNESIS DE LA OBRA MAESTRA DE MILES DAVIS de Enrico Merlin y Veniero Rizzardi
Mientras tomamos un café, una amiga me dice que ama los discos de Miles Davis:
⎯Aunque me los sé de memoria, siempre me sorprenden, como si en algún momento Miles hiciera algo que yo no recordara.
Entonces digo:
⎯Es que Miles improvisa cada que lo oyes.
Y ése parece ser la mejor manera de entender Bitches Brew, quizás el álbum más rupturista y paradójicamente, el más rentable de este genio del jazz. La historia de cómo se logró este disco no es menos estimulante que las improvisaciones del trompetista. Un día de 1969 ⎯al final de una década prodigiosa para el rock, aunque no lo fuera comercialmente para el jazz⎯ el gran Miles llegó al estudio con la idea propia de un demente: grabar una orquesta de trece solistas de guitarra y teclados eléctricos, cuatro percusionistas, un clarinete bajo y un saxo soprano. Y esto era apenas el comienzo: dentro de los planes de Miles, ninguno de sus músicos debería tener una idea muy clara de lo que iba a suceder en esas sesiones. Es decir, proponía hacer de la improvisación la materia prima de su acetato. Así logró uno de los álbumes más revolucionarios de la historia, con una música que fusionaba el jazz y el rock hasta el punto de no ser ninguno de los dos.
Cuatro décadas más tarde, Enrico Merlin y Vanieron Rizzardi, dos músicos e historiadores que tuvieron a bien meterse en los archivos de Columbia Records, pudieron reconstruir esos años luminosos y explicar el camino que condujo a Bitches Brew. Tras acudir a todo tipo de informaciones, entrevistas, anotaciones de la época, testimonios, horas y horas de grabación conservadas en bobinas, lograron explicar las condiciones que dieron forma a este proyecto.
Circunstancias que incluyen desde las nuevas políticas de Columbia Records o el uso cada vez más constante de sintetizadores, hasta la aparición de Betty Mabry, la chica que inició a Miles Davis en la música de Jimi Hendrix, Sly Stone y Otis Redding, y de la que se cuenta tiene un tatuaje con la leyenda: “Este culo inventó el jazz fusión”.
Además de su original concepto de grabación, las innovaciones de Bitches Brew incluyen el arduoso trabajo de post-producción que llevaron a cabo Miles Davis y el productor Teo Macero: a través de la selección de las distintas tomas y el corte, pegado, repetición, reverberación, reelaboración y, en suma, la composición definitiva de los temas de este disco a través de los controles del estudio. De ese modo, Miles no sólo había capturado el carácter espontáneo del jazz sino que lo había reinventado gracias al poder de la edición.
El resultado de este experimento fue un disco desconcertante para la época, con temas larguísimos y aparentemente sin estructura. Un material doble, inusual para un músico de jazz, con instrumentos que no se asociaban al género y que hizo cuestionar a más de un crítico: ¿De qué hablamos cuando hablamos de jazz*?
Se agradece que Bitches Brew. Génesis de la obra maestra de Miles Davis haya sido escrito por un par de apasionados de la música y no por dos tipos pedantes más preocupados por impresionar con su conocimiento que por darse a entender. Y es que entre sus virtudes (amén de la cuidadísima edición de Global Rhythm), este libro explica con puntualidad no sólo las sabrosas estampas de la convivencia entre jazzistas o el retrato de un genio incapaz de estancarse en un solo estilo, sino los alcances sonoros del álbum en cuestión.
Dice el propio Miles: “Aquellas grabaciones fueron improvisaciones y esto es lo que hace que el jazz sea tan fabuloso. Cada vez que el tiempo cambia, cambia nuestra relación con las cosas y por tanto un músico tocará siempre de forma distinta, especialmente si no tiene nada delante para leer. El estado de ánimo de un músico es la música que toca”.
Cuatro décadas más tarde, Bitches Brew sigue conservando su sabor de obra maestra, y este libro nos ayuda a entender por qué Miles es indispensable, cosa que de todos modos ya sospechábamos.
Por Eduardo Huchín
Imagen: Portada del disco Bitches Brew de Miles Davis.
Mascultura 17-Jul-12
*En este enlace, Bob Esponja y Patricio Estrella te dicen por qué es importante escuchar jazz improvisado: