Lobos, dragones y unicornios forman un relato único en LOBA, de Verónica Murguía

Pareciera que escribir novelas inscritas dentro de los mal llamados subgéneros literarios es relativamente fácil. Después de todo, la ciencia ficción, la fantasía o la novela negra ─por citar tres de los más conocidos─, tienen estructuras bien definidas y estereotipos claros, y sólo haría falta hacer uso eficaz de los mismos para entregar una obra entretenida. El verdadero reto, del que muy pocos autores salen bien librados, es resignificar tales elementos con el fin de generar una historia que, además de estar narrada con maestría, aporte elementos novedosos al canon y le permita al lector, a través de múltiples niveles de lectura, elaborar reflexiones valiosas acerca de la condición humana.

Y esa es la diferencia entre una obra entretenida y una obra de arte.

La escritora mexicana Verónica Murguía (Ciudad de México, 1960), es de esas raras excepciones, ya que con su novela más reciente, “Loba”, utiliza los conceptos de las novelas de caballería y de la narrativa fantástica para entregarle al lector un relato con características únicas que compite sin problemas con las obras maestras del género.

La autora parte, como algunos de sus antecesores (J.R.R Tolkien, Terry Pratchett y George R.R. Martin), de la creación de un universo ficticio en donde conviven lo mismo reinos humanos ─Moriana, Tarkán─, que maravillosos ─Alosna, poblada por magos─, y en donde de la misma manera que existen conflictos políticos ─la enemistad ancestral entre los Tungros de Tarkán y Moriana y de esta con los hechiceros de Alosna─, están presentes las tensiones míticas ─el enfrentamiento entre el Dragón y el Unicornio─. Este universo ficticio, al que la autora no bautiza, será el escenario para la historia de “Loba”.

Soledad, hija del señor de Moriana, es una jovencita hosca y altanera que prefiere la compañía de los animales y que, además, tiene que lidiar con el alcoholismo de su padre. Por otro lado, Cuervo es un mago novicio que, llevado por el rencor, despierta a un mal antiguo y terrible para utilizarlo como arma. Finalmente, los guerreros jinetes de Tarkán deciden aprovechar la convulsa situación de sus enemigos para atacar al Reino de los Lobos. Así es como Soledad tendrá que salir de su ensimismamiento e iniciar un viaje que la confrontará con sus miedos, ya que sólo ella, en su calidad de heredera del trono de Moriana, será capaz de traer la paz al reino.

Lo primero que es notable en la obra de Murguía es su capacidad de despegarse de los lugares comunes del género. Los protagonistas de “Loba”, a diferencia de los de Tolkien o los de Martin, por ejemplo, no son simpáticos ni admirables; incluso, llegan a ser profundamente antipáticos al inicio de la novela. Soledad es altiva e insegura; Cuervo esconde su rabia detrás de un sentido equívoco de la justicia; el rey Lobo es débil y temeroso a pesar de su violencia… Sin embargo, conforme avanza la trama, la adversidad los forzará a descubrir lo mejor de sí mismos. Será únicamente ante el peligro que representa el dragón o la guerra contra los Tungros en el que los personajes de la autora expondrán su verdadera naturaleza: la rebelde se convertirá en sabia; el servil en traicionero; el valiente transmutará en cobarde, y el tímido encontrará el coraje que creía no poseer. La autora nos guía a través tanto de las geografías de sus reinos mágicos como de las del alma de sus personajes.

Lo segundo a destacar en “Loba” es el enfrentamiento primigenio entre el bien y el mal, representados respectivamente por el Unicornio y el Dragón. Murguía, de manera sutil, pero evidente, hace al Dragón el personaje más entrañable de toda la obra, pues a pesar de su odio anquilosado, su cansancio y su hastío por la vida, es el único capaz de comprender su propio abismo. En cambio, al unicornio lo muestra lejano, incluso soberbio. No es por azar que el reptil sea quien tiene el don del lenguaje humano, quizá por ser más cercano al hombre.

En tercer lugar, la erudición en la obra de Murguía se percibe en cada una de las páginas de la novela, tanto que, si se quitaran los elementos fantásticos de la misma, podría leerse como una recreación histórica del Medioevo. El lector casi puede participar de la vida cotidiana de los aldeanos, de sus preocupaciones y sus miedos; puede conocer la preparación de un guerrero, el apego que sentía por sus caballos y sus armas y su sombrío sentido del honor. Son evidentes los diez años que la autora se llevó en documentarse para escribir la novela.

Por último, es de alabar que Murguía no omita los elementos más oscuros de su ficción. En “Loba” se muestran sin tapujos los horrores de la esclavitud ─Moriana es un reino esclavista─, la brutalidad de los señores feudales o la tragedia de la guerra. El reino creado por la autora dista mucho de las plácidas estampas de Tierra Media, es un territorio sombrío y hostil en el que para sobrevivir hay que evolucionar, incluso si eso significa abandonar la violencia como solución para todos los problemas.

Sólo para recordarlo: “Loba” fue, merecidamente, la obra ganadora del premio Gran Angular Internacional en su versión 2013.

De indispensable lectura.

Loba (Ediciones SM, 2013)

Por: Omar Delgado

Imagen: Portada del libro "Loba" de Verónica Murguía.
Mascultura 22-Jul-13