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LA REINA DESCALZA, de Ildefonso Falcones: lo conocido que ahoga y lo desconocido que espanta

Con una prosa certera y dinámica, mucho más cercana a la acción trepidante que a la especulación psicológica, Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) nos ofrece en “La reina descalza”, su tercera novela, la historia de dos mujeres en busca de su propia identidad, decididas a levantar la voz en un mundo permeado por la injusticia, la brutalidad y la intransigencia. Atrapadas en un laberinto de circunstancias desfavorables, rodeadas casi siempre de perdularios que buscan aprovecharse de su aparente debilidad, a merced, pues, del abuso y el engaño, la esclava cubana Caridad —liberada tras morir su amo de “peste de las naos”— y la gitana Milagros Carmona forjarán una amistad que les hará descubrir el doble y temible rostro de la libertad, condena y recompensa al mismo tiempo, infierno y paraíso.

“La reina descalza” es una novela sobre el arraigo y el desarraigo, sobre lo conocido que ahoga y lo desconocido que espanta. En efecto, mientras Milagros Carmona intenta hacerle frente a algunos usos y costumbres de su raza —como la planeación de un matrimonio que no desea—, Caridad busca familiarizarse con una realidad del todo nueva, apabullante, hostil, que en reiteradas ocasiones le niega el cobijo que tanto anhela. Se trata, pues, de una novela bífida, con un doble fondo, contestatario y sumiso, en el que ambas mujeres van exhibiendo su propia impotencia hasta crear un contraste perfecto. Contraste que, dicho sea de paso, podemos encontrar también en las protagonistas de “Falsa identidad” (Sue Trinder y Maud Lilly), la extraordinaria novela de la británica Sarah Waters.

Ambientada en la España del siglo XVIII, “La reina descalza” aborda además el tema de la persecución secreta de los gitanos (llamada Gran Redada o Prisión General de Gitanos) llevada a cabo a mediados de 1749 por el Marqués de la Ensenada y autorizada por el rey Fernando VI. Con una rigurosa investigación histórica detrás —ya presente en sus dos novelas anteriores: “La mano de Fátima” y “La catedral del mar”—, Ildefonso Falcones da cuenta de este episodio siniestro de la historia ibérica que, sin embargo, jamás pudo domeñar los ímpetus de una estirpe de príncipes danzantes, acostumbrados a la libertad y a la música. En este sentido, “La reina descalza” no es sólo una novela ilustrativa sobre la intolerancia, los prejuicios raciales, el rencor, el fanatismo y la supervivencia de un estilo de vida rebelde y agitado por naturaleza, sino una verdadera síntesis de las actitudes propias del pueblo gitano, un crisol que, a lo largo de los siglos, ha ido albergando una buena cantidad de mitos y leyendas.

Con “La reina descalza” Ildefonso Falcones, una de las máximas estrellas de la novela histórica actual, nos demuestra que la literatura puede ser no sólo una forma del entretenimiento sino la manera más eficaz para hacerle llegar al gran público ficciones perfectamente situadas en una época determinada que exalten valores como la amistad, el altruismo y el respeto entre las culturas.

Por: Lobsang Castañeda

Imagen: Portada del libro "La reina descalza", de Ildefonso Falcones.
Mascultura 26-Jun-13