La FALSA LIEBRE que brinca de estante a estante

¿En qué momento consideran que dejaron atrás la infancia? No, la primera novia siempre es un juego de niños, una puesta en escena de lo que ellos aprenden y de lo que pareciera que los adultos quieren que hagan: una vasija donde se depositan las esperanzas de una persona joven.

“Falsa liebre” (Almadía, 2013), de Fernanda Melchor, expone los restos de dicha vasija. Aquí, a los niños y jóvenes no les queda más que encontrar la forma de continuar. Ya no tanto ser adultos, porque muchos son unos perpetuos infantes, sino tener la conciencia de lo difícil que es vivir en una sociedad que se va al carajo, para adherirse a la primera opción de supervivencia. Como Andrik, el pequeño de trece años, que está dejando atrás la infancia y se ve obligado a prostituirse y a doblegarse constantemente.

Esta primera novela de la escritora veracruzana nos va enseñando una realidad que se calla y es secreto a voces. “Falsa liebre” nos cuenta dos historias: la suerte de los hermanos Andrik y Zahir, por un lado, y la de los amigos Pachi y Vinicio, por otro, que confluyen en un colapso hacia el final de la novela. Mientras Zahir, el hermano gordo y feo se ve envuelto desesperadamente en el robo y el asesinato para encontrar a su hermano, secuestrado y usado como objeto sexual por un hombre mayor, Pachi, de casi veinte años, busca la forma de salir de su tedio, monotonía y de su matrimonio casi obligado, por medio de las drogas y el alcohol. Harto de su hijastra y su esposa histérica, busca una salida con su amigo Vinicio, joven aspirante a una escuela de arte, quien se repone del desgaste ocasionado por el dengue.

Entre la violencia a la que se ven expuestos los personajes y las situaciones difíciles para su corta edad, “Falsa liebre” pareciera que encierra una historia común y corriente. Es ahí donde no sé si debamos aplaudir o preocuparnos. Quizá las dos. Es complicado pensar que lo común y corriente sea el asesinato, el enajenamiento, la violencia y las pocas posibilidades que se tienen ahora en un país tan mancillado y que Fernanda Melchor logra incorporar con gran maestría. En la novela no se ve la juventud que salvará el país, no se ven las siguientes generaciones que le darán vida y que lo sacarán adelante, porque son esas mismas generaciones las que se están matando entre sí, las que se hunden en vidas insípidas e incoloras. Si esto parece que es lo común y lo corriente deberíamos preguntarnos cómo llevamos nosotros nuestras vidas.

“Falsa liebre” provoca una sensación de incomodidad al pensarnos en la situación lamentable de los personajes. Es una novela que brinca, entre estante y estante, para decirnos que no hay posibilidad de un final feliz.

Por: Rolando Ramiro Vázquez Mendoza

Imagen: Portada del libro “Falsa liebre” de Fernanda Melchor.

Mascultura 13-Nov-13