EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO: Una novela en la cual nos congelamos, el tiempo se detiene, flotamos impávidos

Una novela como esta pedía ser ilustrada, antes incluso de que existiesen las novelas gráficas. Para muchos una obra maestra, para otros una tortura eterna, y es que no esperen textos fáciles por parte de Proust. El tipo era un genio, un incomprendido, pero también una persona enferma que sufrió incidencias y circunstancias nada favorecedoras. Pese a ello supo reponerse y emanciparlo en una extraordinaria literatura.

Esta novela original de Proust, es contemplativa. Una novela en la cual nos congelamos, el tiempo se detiene, flotamos impávidos. Por ello no podría pensar en alguien mejor que el también francés Heuet para ilustrarla, un marino quien viajó diez años alrededor del mundo, contemplando, entendiendo las igualdades y diferencias del mundo, teniendo siempre algo en común: el mar. Esto indica un hombre en armonía y serenidad, justo lo que se necesita para con tranquilidad y paciencia, ilustrar la densa novela de un hombre que al contrario de Heuet, pasó gran parte de su vida recluido.

El mar es también uno de los elementos que en el libro sobrelleva muchos de los momentos, brinda respiros. Una constante del tiempo y del espacio para el hombre. Una constante en la vida del viajero Heuet también y con una fuerte presencia en esta versión gráfica, sobre todo en esta primera parte: A la sombra de las muchachas en flor, publicada hace más de diez años en su idioma original, siendo desde entonces alabada por el respeto, afinidad y empatía con Proust. Un acierto de Sexto Piso en publicarla para México, y una opción más para acercarse a novelas clásicas mediante versiones ilustradas que lejos de hacerla menos, la nutren y revitalizan.

Por Juán Cárdenas

@Desautomatas

En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Arte de Stephane Heuet en Librerías Gandhi

Imagen: Portada del libro En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.
Mascultura 22-Nov-12